PRIMER CARTA A LOS CORINTIOS (RESTAURADA)
1 Corintios
Introducción
Corinto. Capital de la provincia romana de Acaya desde el año 27 a.C. Era
por su posición geográfica estratégica, sus dos puertos de mar y sus edificios
suntuosos una ciudad cosmopolita, la tercera más grande del imperio con una población
de casi medio millón de habitantes, entre los que se encontraban gran número de
esclavos y una importante minoría de judíos. A la prosperidad económica se unía
la vida licenciosa: su templo principal estaba dedicado a Afrodita, la diosa
del amor, y en él se practicaba la prostitución sagrada (a ello alude 6,15-20),
haciendo de Corinto la ciudad del placer. Era también confluencia de religiones
y cultos dispares acarreados por pobladores heterogéneos y por predicadores
itinerantes. En la ciudad se celebraban periódicamente importantes
acontecimientos deportivos llamados «Juegos Ístmicos».
La comunidad cristiana de
Corinto. A Corinto llegó Pablo,
después de su aparente fracaso en Atenas (Hch 17s), para entrar inerme, solo
con su evangelio, en aquel hervidero humano de culturas. Un predicador más de
otro culto oriental aún más extraño. Lo acogieron Áquila y Priscila, un
matrimonio de judíos convertidos al cristianismo, desterrados de Roma por el
edicto del emperador Claudio (año 49). Allí se quedó el Apóstol año y medio.
Rechazado por los judíos, reclutó conversos sobre todo entre los plebeyos y
esclavos de la ciudad y los cuidó para formar con ellos una comunidad
cristiana. El mensaje de Pablo era para ellos la «Buena Noticia» que les
devolvía dignidad humana y les infundía esperanza.
A juzgar por los documentos, a ninguna comunidad dedicó Pablo
tanta atención y tantos desvelos. En cierto sentido, Corinto fue la comunidad
paulina por excelencia. Evangelizar en Corinto era anunciar la «Buena Nueva» a
todas las naciones, congregadas y revueltas; era experimentar el encuentro o
choque entre cristianismo y paganismo; era seguir de cerca, con ansiedad y celo
apostólico, el rápido y azaroso crecimiento de una comunidad de neófitos,
plantas tiernas expuestas al paganismo envolvente con sus doctrinas y
costumbres decadentes y que, aunque bautizados, aún no se habían desprendido
del lastre de un pasado pagano reciente.
Ocasión, lugar y fecha de
composición de la carta. La ocasión de la carta la
conocemos por la carta misma. Pablo se encontraba en Éfeso (año 54-57)
evangelizando la gran capital marina de Asia, cuando le llegaron malas noticias
de Corinto. Les escribió una primera carta, hoy perdida (5,9); se sumaron otras
noticias alarmantes de divisiones internas y de escándalos en la comunidad. A
las noticias acompañaban consultas sobre puntos de doctrina y comportamientos a
seguir. Pablo contestó a todas estas inquietudes de la comunidad con la que hoy
llamamos Primera Carta a los Corintios.
Carácter y contenido de la
carta. Aunque la carta pretende
ser una respuesta a la variedad de problemas y cuestiones planteadas, Pablo,
atacando abusos y respondiendo a dudas, nos va dejando las líneas maestras del
Evangelio que predica, rescatando la auténtica y completa «memoria de Yahshúa»
para una comunidad que estaba olvidando una parte esencial de la misma, quizás
a consecuencia de la euforia propia de recién convertidos: la cruz de El Mesías,
que es la otra cara inseparable de su resurrección gloriosa. Y así, con la fuerza
y sabiduría de Dios manifestada en un Mesías crucificado, el apóstol amonesta,
corrige y anima a su comunidad favorita a dar un testimonio diario de unión, de
solidaridad con los más pobres y necesitados, con los débiles y menos
favorecidos, y el ejemplo de una vida moral intachable en medio de aquella
sociedad corrompida.
Esta vida de compromiso cristiano sólo es posible desde la
abnegación y el sacrificio gozosos, propios del creyente que sabe y acepta su
condición de peregrino que debe cargar con la cruz de El Mesías mientras se
encamina a participar de su resurrección. Si hay que buscarle un tema
unificador a la carta, la cruz de El Mesías sería este tema.
Sin pretender, sin alardear, Pablo compone un texto de calidad
literaria excepcional que nos desvela la extraordinaria riqueza humana de un
hombre que se sabe mostrar sereno y conciliador, pero también mordaz, irónico,
escandalizado, herido, para terminar siendo afectuoso y tierno con la comunidad
que más quería.
Actualidad de la carta. Pocas comunidades cristianas del tiempo de Pablo las conocemos
tan bien como la comunidad de Corinto: sus problemas de convivencia entre ricos
y pobres, los fallos graves y públicos de algunos de sus miembros, la tentación
constante de dejarse arrastrar por las costumbres de una sociedad decadente y
bastante corrompida, es decir, toda aquella fragilidad humana en la que podemos
ver reflejada nuestra fragilidad. Pero ésta era solo una cara de la realidad,
la otra muestra a una comunidad entusiasta y comprometida en la que tanto los
hombres como las mujeres son conscientes de los carismas y dones recibidos que
ponen al servicio de los demás, aunque a veces de manera tumultuosa y
desordenada. Conocemos sus asambleas eucarísticas y la preocupación de los
dirigentes (de ahí el informe que le llega a Pablo) cuando la celebración del
la «Cena del Señor» se divorcia del compromiso de servicio y solidaridad con
los más pobres. Es decir, una comunidad viva que sirve de ejemplo y cuestiona
la pasividad y apatía de muchos de nuestros cristianos y cristianas de hoy.
El contexto social en que viven los corintios es casi el reflejo
exacto del contexto de gran parte de nuestras comunidades: los suburbios pobres
de las grandes ciudades, el desarraigo de emigrantes en busca de trabajo, la
convivencia con personas de culturas y creencias diferentes, la seducción casi
irresistible que ejerce un medio ambiente con valores anticristianos como el
poder, la indiferencia y el sexo, lo duro que es luchar contra corriente. Por
eso, los consejos, amonestaciones y la palabra evangélica de Pablo resuenan hoy
en nuestros oídos con la misma actualidad, urgencia y, sobre todo, con el mismo
poder transformador del Espíritu que hace dos mil años.
Saludo
y acción de gracias
1 |
1Pablo,
llamado por voluntad de Dios a ser apóstol de El Mesías Yahshúa, y el hermano
Sóstenes, 2a la Iglesia
de Dios de Corinto, a los consagrados a El Mesías Yahshúa con una vocación
santa, y a todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de Yahshúa el
Mesías, Señor de ellos y nuestro: 3Gracia
y paz a ustedes de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Yahshúa el Mesías.
4Siempre
doy gracias a mi Dios por ustedes, por la gracia que Dios les ha dado en El
Mesías Yahshúa. 5En
efecto, por él han recibido todas las riquezas, las de la palabra y las del
conocimiento. 6El
testimonio sobre El Mesías se ha confirmado en ustedes, 7por eso mientras aguardan la manifestación de nuestro
Señor Jesu[el Mesías], no les falta ningún don espiritual. 8Él los mantendrá firmes hasta el final para que en el
día de nuestro Señor Yahshúa el Mesías sean irreprochables. 9Porque Dios es fiel y Él
los llamó a la comunión con su Hijo, Yahshúa el Mesías Señor nuestro.
Discordias
en Corinto
10Hermanos,
en nombre de nuestro Señor Yahshúa el Mesías les ruego que se pongan de acuerdo
y que no haya divisiones entre ustedes, sino que vivan en perfecta armonía de
pensamiento y opinión. 11Porque
me he enterado, hermanos míos, por la familia de Cloe, que existen discordias
entre ustedes. 12Me
refiero a lo que anda diciendo cada uno: yo soy de Pablo, yo de Apolo, yo de
Cefas, yo de El Mesías. 13¿Está
dividido El Mesías? ¿Ha sido crucificado Pablo por ustedes o han sido
bautizados invocando el nombre de Pablo?
14Gracias
a Dios no bauticé más que a Crispo y Cayo; 15así
que nadie diga que fue bautizado invocando mi nombre. 16Bueno, bauticé también a la familia de Esteban; pero,
que yo sepa, no bauticé a nadie más. 17Porque
El Mesías no me envió a bautizar, sino a anunciar la Buena Noticia, sin
elocuencia alguna, para que no pierda su eficacia la cruz de El Mesías.
El
mensaje de la cruz
18Porque
el mensaje de la cruz es locura para los que se pierden; pero para los que nos
salvaremos es fuerza de Dios. 19Como
está escrito:
Acabaré
con la sabiduría de los sabios
y confundiré
la inteligencia de los inteligentes.
20¿Dónde
hay un sabio, dónde un letrado, dónde un investigador de este mundo? ¿Acaso no
ha demostrado Dios que la sabiduría del mundo es una locura? 21Como el mundo con su
sabiduría no reconoció a Dios en las obras que manifiestan su sabiduría,
dispuso Dios salvar a los creyentes por la locura de la cruz. 22Porque los judíos piden
milagros, los griegos buscan sabiduría, 23mientras
que nosotros anunciamos un El Mesías crucificado, escándalo para los judíos,
locura para los paganos; 24pero
para los llamados, tanto judíos como griegos, un El Mesías que es fuerza y
sabiduría de Dios. 25Porque
la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres y la debilidad
de Dios más fuerte que la fortaleza de los hombres.
26Miren,
hermanos, quiénes han sido llamados: entre ustedes no hay muchos sabios
humanamente hablando, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27por el contrario, Dios ha
elegido los locos del mundo para humillar a los sabios, Dios ha elegido a los
débiles del mundo para humillar a los fuertes, 28Dios ha elegido a gente sin importancia, a los
despreciados del mundo y a los que no valen nada, para anular a los que valen
algo. 29Y así nadie podrá
gloriarse frente a Dios.
30Gracias
a Él ustedes son de El Mesías Yahshúa, que se ha convertido para ustedes en
sabiduría de Dios y justicia, en consagración y redención.
31Así
se cumple lo escrito:
El que se gloría
que se gloríe en el Señor.
Sabiduría
superior
2 |
1Cuando
llegué a ustedes, hermanos, para anunciarles el misterio de Dios no me presenté
con gran elocuencia y sabiduría; 2al
contrario decidí no saber de otra cosa que de Yahshúa el Mesías, y éste
crucificado. 3Débil y
temblando de miedo me presenté ante ustedes; 4mi mensaje y mi proclamación no se apoyaban en
[palabras] sabias y persuasivas, sino en la demostración del poder del
Espíritu, 5para que la fe
de ustedes no se fundase en la sabiduría humana, sino en el poder divino.
6A
los maduros en la fe les proponemos una sabiduría: no sabiduría de este mundo o
de los jefes de este mundo, que van siendo derribados. 7Proponemos la sabiduría de Dios, misteriosa y secreta,
la que Él preparó desde antiguo para nuestra gloria. 8Ningún príncipe de este mundo la conoció: porque de
haberla conocido, no habrían crucificado al Señor de la gloria. 9Pero, como está escrito: Ningún ojo vio, ni oído oyó, ni mente humana
concibió, lo que Dios preparó para quienes lo aman.
Revelada
por el Espíritu
10A
nosotros nos lo ha revelado Dios por medio del Espíritu; porque el Espíritu lo
escudriña todo, incluso las profundidades de Dios.
11¿Quién
puede conocer lo más íntimo del hombre sino el espíritu humano dentro de él?
Del mismo modo nadie conoce lo propio de Dios si no es el Espíritu de Dios. 12Ahora bien, nosotros hemos
recibido no el espíritu del mundo, sino el Espíritu de Dios, que nos hace
comprender los dones que Dios nos ha dado.
13Exponemos
esto no con palabras enseñadas por la sabiduría humana, sino enseñadas por el
Espíritu, explicando las cosas espirituales en términos espirituales. 14El hombre puramente
natural no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, porque le parece una
locura; y tampoco puede entenderlo, porque para eso se necesita un criterio
espiritual. 15En cambio
el hombre espiritual puede juzgarlo todo y a él nadie lo puede juzgar. 16Porque, ¿quién conoce la mente del Señor para darle
lecciones? Pero nosotros poseemos el pensamiento de El Mesías.
Inmadurez
de los corintios
3 |
1Yo,
hermanos, no pude hablarles como a hombres espirituales, sino como a hombres
simples, como a niños en la vida cristiana. 2Les di de beber leche y no alimento sólido, porque aún
no podían tolerarlo; como tampoco ahora, 3dado
que aún los guía el instinto.
Si
entre ustedes hay envidias y discordias, ¿no indican que todavía se dejan guiar
por el instinto y por criterios humanos en su conducta? 4Cuando uno dice: yo soy de Pablo, y otro: yo soy de
Apolo, ¿acaso no se comportan como cualquier hombre? 5¿Quién es Apolo?, ¿quién es Pablo? Ministros de la fe,
cada uno según el don de Dios.
6Yo
planté, Apolo regó, pero era Dios quien hacía crecer. 7De manera que ni el que planta ni el que riega son
nada, sino Dios que hace crecer. 8El
que planta y el que riega trabajan en lo mismo; cada uno recibirá su salario
según su trabajo. 9Nosotros
somos colaboradores de Dios, y ustedes son el campo de Dios, el edificio de
Dios.
10Según
el don que Dios me ha dado, como arquitecto experto puse el cimiento; otro
sigue construyendo. Que cada uno se fije en cómo construye. 11Nadie puede poner otro
cimiento que el ya puesto, que es Yahshúa el Mesías. 12Sobre ese cimiento uno coloca oro, otro plata, piedras
preciosas, madera, hierba, paja. 13La
obra de cada uno se verá claramente en el día del juicio porque ese día vendrá
con fuego, y el fuego probará la calidad de la obra de cada uno.
14Si
la obra que construyó resiste, recibirá su salario. 15Si la obra se quema, será castigado, aunque se salvará
como quien escapa del fuego.
16¿No
saben que son santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? 17Si alguien destruye el
santuario de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el santuario de Dios, que son
ustedes, es sagrado.
18Que
nadie se engañe: si uno se considera sabio en las cosas de este mundo, vuélvase
loco para llegar a sabio; 19porque
la sabiduría de este mundo es locura para Dios, como está escrito: Él sorprende a los sabios con su misma
astucia, 20y también:
El Señor conoce los razonamientos de los
sabios y sabe que son vanos.
21En
consecuencia que nadie se gloríe de los hombres. Todo es de ustedes: 22Pablo, Apolo, Cefas, el
mundo, la vida y la muerte, el presente y el futuro. Todo es de ustedes, 23ustedes son de El Mesías, El
Mesías es de Dios.
Ministros
de El Mesías
4 |
1Que
la gente nos considere como servidores de El Mesías y administradores de los
secretos de Dios.
2Ahora
bien, a un administrador se le exige que sea fiel. 3A mí poco me importa ser juzgado por ustedes o por un
tribunal humano; ni yo mismo me juzgo. 4Mi
conciencia nada me reprocha, pero no por ello me siento sin culpa; quien me
juzga es el Señor. 5Por
tanto, no juzguen antes de tiempo; esperen la llegada del Señor, él iluminará
lo que está oculto en las tinieblas y pondrá al descubierto las intenciones del
corazón. Entonces cada uno recibirá su calificación de Dios.
6Hermanos,
les puse mi ejemplo y el de Apolo, para que aprendan de nosotros aquel dicho:
no salirse de lo escrito, y así nadie tome partido orgullosamente a favor de
uno y en contra de otro.
7¿Quién
te declara superior? ¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido,
¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?
8¡Ahora
están satisfechos!, ¡ya se han enriquecido! ¡Sin nosotros son reyes! Ojalá ya
reinaran, para reinar nosotros con ustedes. 9Pero pienso que a nosotros los apóstoles Dios nos ha
puesto en el último lugar, como condenados a muerte, y hemos llegado a ser un
espectáculo para el mundo, para los ángeles y los hombres.
10Nosotros
por El Mesías somos locos, ustedes por El Mesías prudentes; nosotros débiles,
ustedes fuertes; ustedes estimados, nosotros despreciados. 11Hasta el momento presente pasamos hambre y sed, vamos
medio desnudos, nos tratan a golpes, no tenemos domicilio fijo, 12nos fatigamos trabajando
con nuestras manos. Somos insultados y bendecimos, somos perseguidos y
resistimos, 13somos
calumniados y consolamos a los demás. Somos la basura del mundo, el desecho de
todos hasta ahora.
14No
les escribo esto para avergonzarlos, sino quiero corregirlos como a hijos
queridos. 15Porque aunque
como cristianos tengan diez mil instructores, no tienen muchos padres. Yo los
engendré para El Mesías cuando les anuncié la Buena Noticia. 16Por lo tanto les ruego que
sigan mi ejemplo.
17Por
esta razón les envié a Timoteo, hijo mío querido y fiel al Señor; para que les
recuerde mis principios cristianos, tal como los enseño por toda la Iglesia. 18Algunos, pensando que no
iría a verlos, se han hinchado de orgullo; 19pero
los visitaré pronto, si Dios quiere, y entonces mediré, no las palabras de los
orgullosos, sino sus acciones. 20Porque
el reino de Dios no es de palabras, sino de obras. 21¿Qué eligen?, ¿que vaya con la vara o con amor y
mansedumbre?
El incestuoso
(Dt
27,20; Lv 18,8; 20,11)
5 |
1Hemos
oído decir que entre ustedes hay un caso de inmoralidad que no se da ni entre
los paganos: uno convive con la mujer de su padre.
2Y
mientras tanto ustedes se sienten orgullosos, en vez de estar de duelo, para
que el que cometió esa acción sea expulsado de la comunidad.
3Yo,
por mi parte, aunque estoy ausente corporalmente, pero presente en espíritu, ya
tengo sentenciado, como si estuviera presente, al que comete tal delito: 4reunidos en nombre de
nuestro Señor Yahshúa ustedes con mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Yahshúa,
5entreguen a ese
individuo a Satanás para mortificar su sensualidad, de modo que el espíritu se
salve el día del Señor Yahshúa.
6El
orgullo de ustedes no es razonable. ¿No saben que con un poco de levadura
fermenta toda la masa? 7Despójense
de la levadura vieja para ser una masa nueva, porque ustedes mismos son los
panes sin levadura, ya que nuestra víctima pascual, El Mesías, ha sido
inmolado. 8Por
consiguiente, celebremos la Pascua no con vieja levadura, levadura de maldad y
perversidad, sino con los panes sin levadura de la sinceridad y la verdad.
9Ya
les escribí en mi otra carta que no se juntaran con gente inmoral.
10No
me refería en general a gente inmoral de este mundo, a los avaros, explotadores
e idólatras. De ser así, ustedes tendrían que haber salido del mundo.
11Concretamente
les escribí que no se juntaran con aquellos que haciéndose llamar hermanos son
inmorales, avaros, explotadores, idólatras, difamadores o borrachos. Con ellos,
¡ni coman!
12Acaso,
¿me toca a mí juzgar a los de fuera? Juzguen ustedes a los que están dentro. 13A los de fuera los juzgará
Dios. Expulsen al malvado de entre
ustedes.
Pleitos
entre cristianos
6 |
1Cuando
uno de ustedes tiene un pleito con otro, ¿cómo se atreve a pedir justicia ante
los tribunales paganos en lugar de someterse al juicio de los consagrados? 2¿No saben que los
consagrados juzgarán al mundo? Y si ustedes van a juzgar al mundo, ¿no les
parece que son competentes en asuntos de poca importancia? 3¿No saben que juzgaremos a los ángeles? Cuánto más,
entonces podemos juzgar asuntos de la vida ordinaria.
4Si
tienen litigios ordinarios, ¿cómo nombran jueces gente que nada significa para
la Iglesia? 5Lo digo para
que se avergüencen. ¿O sea que entre ustedes no hay ningún experto que pueda
hacer de árbitro entre hermanos?
6Al
contrario, un hermano pleitea con otro y lo hace en tribunales de no creyentes.
7Ya es bastante desgracia
que tengan pleitos entre ustedes.
¿Acaso
no sería mejor sufrir la injusticia? ¿O dejarse robar? 8Pero no, ustedes mismos son los que perjudican y roban
a sus hermanos.
9¿No
saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No sigan engañándose: ni
inmorales ni idólatras ni adúlteros ni afeminados ni homosexuales 10ni ladrones ni avaros ni
borrachos ni calumniadores ni explotadores heredarán el reino de Dios.
11Algunos
de ustedes fueron de ésos; pero han sido purificados y consagrados y absueltos
por la invocación del Señor Yahshúa el Mesías y por el Espíritu de nuestro
Dios.
Libertad
cristiana y fornicación
12—Todo
me está permitido, dicen. Pero no todo conviene. Todo me está permitido, pero
no me dejaré someter por nada. 13Los
alimentos para el vientre y el vientre para los alimentos, dicen, y Dios
acabará con ambos. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el
Señor, y el Señor para el cuerpo. 14Y
Dios, que resucitó al Señor, los resucitará también a ustedes con su poder.
15¿No
saben que sus cuerpos son miembros de El Mesías? Y, ¿voy a tomar los miembros
de El Mesías para hacerlos miembros de una prostituta? ¡De ningún modo! 16O ¿no saben que quien se
une a una prostituta se hace un cuerpo con ella? Porque dice la Escritura que formarán los dos una sola carne. 17Pero el que se une al
Señor, se hace un solo espíritu con él. 18Apártense
de la fornicación. Cualquier pecado que el hombre comete queda fuera del
cuerpo, pero el que fornica peca contra su cuerpo.
19¿No
saben que su cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que han recibido de Dios y
habita en ustedes? De modo que no se pertenecen a sí mismos, 20sino que han sido
comprados a un gran precio, por tanto glorifiquen a Dios con sus cuerpos.
Matrimonio
y celibato
7 |
1En
cuanto a las preguntas que me hicieron en su carta contesto: es mejor que el
hombre no tenga relaciones con la mujer, 2sin
embargo, para evitar la inmoralidad, cada hombre tenga su mujer y cada mujer su
marido. 3Cumpla el marido
su deber con la mujer y lo mismo la mujer con el marido. 4La mujer no es dueña de su cuerpo, sino el marido; lo
mismo el marido no es dueño de su cuerpo, sino la mujer.
5No
se nieguen el uno al otro, si no es de común acuerdo y por un tiempo, para
dedicarse a la oración. Después únanse de nuevo no sea que Satanás los tiente
aprovechándose de que no pueden contenerse.
6Esto
lo digo como una concesión, no como obligación, 7porque desearía que todos fueran como yo; sólo que cada
uno recibe de Dios un don particular, a unos éste, a otros aquél.
8A
los solteros y a las viudas les digo que es mejor que se queden como yo; 9pero si no pueden
contenerse, que se casen: más vale casarse que vivir consumido en malos deseos.
10A
los casados les ordeno, no yo, sino el Señor, que la mujer no se separe del
marido; 11pero si se
separa, que no se case con otro o se reconcilie con el marido, y que el marido
no se divorcie de su mujer.
12A
los demás les digo yo, no el Señor: si un hermano tiene una mujer no cristiana
y ella consiente en vivir con él, no debe divorciarse de ella; 13si una mujer tiene un
marido no cristiano y éste consiente en vivir con ella, no debe divorciarse de
él. 14Pues el marido no
cristiano queda consagrado por la mujer y la mujer no cristiana queda
consagrada por el marido; de lo contrario los hijos de ustedes serían impuros
mientras que ahora están consagrados.
15Ahora
bien, si el esposo o la esposa no cristianos quieren separarse, que se separen:
en tal caso, ni el hermano ni la hermana permanecen vinculados. El Señor nos ha
llamado para vivir en paz. 16Tú,
mujer, quizás salves a tu marido; tú, hombre, quizás salves a tu mujer.
No
cambiar de condición
17En
cualquier caso, cada uno siga viviendo en la situación que le asignó el Señor,
tal como vivía cuando lo llamó Dios. Ésta es mi norma en todas las Iglesias.
18¿Te
llamaron estando circuncidado? No lo disimules. ¿Te llamaron estando sin
circuncidar? No te circuncides. 19Ser
circunciso o incircunciso no cuenta; lo que cuenta es cumplir los mandamientos
de Dios.
20Cada
uno permanezca en el estado en que fue llamado. 21¿Te llamaron siendo esclavo? No te importe, aunque si
puedes conseguir la libertad, no dejes pasar la oportunidad.
22El
que fue llamado siendo esclavo es hombre libre en el Señor; el que fue llamado
por el Señor siendo libre es esclavo de El Mesías. 23Ustedes han sido comprados por Dios a un precio: no
sean esclavos de los hombres. 24Cada
uno, hermanos, permanezca ante Dios en el estado en que fue llamado.
Matrimonio
y virginidad
25Respecto
a los que no piensan casarse no tengo órdenes del Señor, pero les doy mi
opinión como persona de fiar por la misericordia del Señor.
26Pienso
que, teniendo presente los tiempos difíciles en que vivimos, lo mejor es eso,
que el hombre se quede como está. 27¿Estás
unido a una mujer? No busques separarte. ¿No tienes mujer? No la busques. 28No obstante, si te casas
no pecas, y la soltera, si se casa, no peca; pero tendrán problemas en la vida
presente, y yo quiero evitárselos.
29En
una palabra, hermanos, queda poco tiempo: en adelante los que tengan mujer
vivan como si no la tuvieran, 30los
que lloran como si no lloraran, los que se alegran como si no se alegraran, los
que compran como si no poseyeran, 31los
que usan del mundo como si no disfrutaran. Porque la apariencia de este mundo
se está acabando.
32Quiero
que estén libres de preocupaciones; mientras el soltero se preocupa de los
asuntos del Señor y procura agradar al Señor, 33el casado se preocupa de los asuntos del mundo y
procura agradar a su mujer, 34y
está dividido.
La
mujer soltera y la virgen se preocupan de los asuntos del Señor para estar
consagradas en cuerpo y espíritu. La casada se preocupa de los asuntos del
mundo y procura agradar al marido.
35Les
he dicho estas cosas para el bien de ustedes, no para ponerles un tropiezo,
sino para que su dedicación al Señor sea digna y constante, sin distracciones.
36Si
uno siente que se porta incorrectamente con su compañera virgen, que está en
edad de casarse, de modo que hay que hacer algo, haga lo que crea conveniente y
cásense, que no pecan. 37En
cambio, el que decide no casarse con ella, porque se siente interiormente
seguro y puede contenerse con pleno dominio de su voluntad, también obra correctamente.
38En
conclusión, quien se casa con su compañera virgen hace bien, quien no se casa
hace mejor.
39Una
mujer está ligada a su marido mientras éste vive; si muere el marido, queda
libre para casarse con quien quiera, siempre que aquél sea cristiano. 40Pero a mi parecer, será
más feliz si no se casa. Y pienso que también yo poseo el Espíritu de Dios.
Víctimas
sacrificadas a los ídolos
(Rom 14)
8 |
1En
cuanto a la carne inmolada a los ídolos, todos tenemos el conocimiento debido,
ya lo sabemos, pero el conocimiento llena de orgullo mientras que el amor
edifica. 2Si alguien cree
conocer algo, aún no lo conoce como se debe conocer. 3En cambio, si uno ama a Dios, es conocido por Dios.
4En
cuanto a comer carne sacrificada a los ídolos, sabemos que no existen los
ídolos del mundo, y que no hay más que un solo Dios. 5Aunque existiesen en el cielo o en la tierra los
llamados dioses, y hay muchos dioses y señores de ésos, 6para nosotros existe un solo Dios, el Padre, que es
principio de todo y fin nuestro, y existe un solo Señor, Yahshúa el Mesías, por
quien todo existe y también nosotros.
7Pero
no todos poseen este conocimiento. Algunos, acostumbrados a la idolatría, comen
la carne como realmente sacrificada a los ídolos, y su conciencia débil se
contamina. 8No es la
comida lo que nos acerca a Dios: nada perdemos si no comemos, nada ganamos si
comemos. 9Pero, tengan
cuidado no sea que esa libertad se convierta en tropiezo para los débiles. 10Porque si alguien te ve a
ti, que sabes cómo se debe obrar, sentado a la mesa en un templo pagano, ¿no se
animará su conciencia débil a comer carne sacrificada a los ídolos? 11Y así por tu conocimiento
se pierde el débil, un hermano por quien El Mesías murió. 12De ese modo, pecando contra los hermanos e hiriendo su
conciencia débil, pecan contra El Mesías.
13En
conclusión, si un alimento escandaliza a mi hermano, no comeré jamás carne,
para no escandalizar al hermano.
El
ejemplo de Pablo
9 |
1Pero,
¿no soy libre?, ¿no soy apóstol?, ¿no he visto a Yahshúa Señor nuestro?, ¿no
son ustedes mi obra de apóstol al
servicio del Señor? 2Si
para otros no soy apóstol, para ustedes lo soy. El sello de mi apostolado para
el Señor son ustedes.
3Mi
defensa ante los que me juzgan es ésta: 4¿No
tenemos derecho a comer y beber?, 5¿no
tenemos derecho a hacernos acompañar de una esposa cristiana como los demás
apóstoles, los hermanos del Señor y Cefas?, 6¿o somos Bernabé y yo los únicos que no tenemos derecho
a dejar de lado otros trabajos? 7¿Quién
ha servido como soldado pagando sus propios gastos?, ¿quién planta una viña y
no come sus frutos?, ¿quién cuida de un rebaño y no se alimenta de su leche? 8Mi argumento no es
puramente humano, también la ley lo dice; 9en
la ley de Moisés está escrito:
No pondrás bozal al buey que trilla.
¿Acaso
se ocupa Dios de los bueyes?, 10¿no
lo dice más bien para nosotros? Así es, por nosotros está escrito, porque el
que ara tiene que arar con esperanza y el trillador, debe hacerlo con la
esperanza de cosechar. 11Si
nosotros sembramos en ustedes lo espiritual, ¿será excesivo que cosechemos algo
material? 12Si otros
disfrutan de ese derecho sobre ustedes, ¿por qué no lo vamos a tener nosotros?
Sin
embargo, no hicimos uso de tal derecho, antes bien aguantamos todo para no
poner obstáculos a la Buena Noticia de El Mesías. 13¿No saben que los ministros del culto comen de los
dones del templo y los que atienden al altar participan de los dones del altar?
14Del
mismo modo el Señor dispuso que los que anuncian la Buena Noticia vivan de su
predicación. 15Pero yo no
he usado ninguno de esos derechos, y no lo escribo ahora para que me los
reconozcan –¡más me valdría morir!–: nadie me quitará esta gloria.
16Anunciar
la Buena Noticia no es para mí motivo de orgullo, sino una obligación a la que
no puedo renunciar. ¡Ay de mí si no anuncio la Buena Noticia! 17Si lo hiciera por propia
iniciativa, recibiría mi salario; pero si no lo hago por propia voluntad, es
que me han confiado una administración. 18¿Cuál
será, entonces, mi salario? Anunciar gratuitamente la Buena Noticia sin hacer
uso del derecho que su anuncio me confiere.
19Siendo
del todo libre, me hice esclavo de todos para ganar al mayor número posible. 20Con los judíos me hice
judío para ganar a los judíos; me sometí a la ley con los que están sometidos a
ella, como si yo lo estuviera, aunque no lo estoy, para ganar a los sometidos a
la ley. 21Con los que no
tienen ley, yo, que no rechazo la ley de Dios, porque estoy sometido a la ley
de El Mesías, me hice como uno de ellos para ganar a los que no tienen ley. 22Me hice débil con los
débiles para ganar a los débiles. Me hice todo a todos para salvar por lo menos
a algunos. 23Y todo lo
hago por la Buena Noticia, para participar de ella.
24¿No
saben que en el estadio todos corren, pero uno solo recibe el premio? Corran
entonces para conseguirlo. 25Los
que compiten se controlan en todo; y ellos lo hacen para ganar una corona
corruptible, nosotros una incorruptible. 26
Por mi parte, yo corro, pero no sin conocer el rumbo; lucho, pero no dando
golpes al aire. 27Sino
que entreno mi cuerpo y lo someto, no sea que, después de predicar a los otros,
quede yo descalificado.
Peligro
de idolatría
10 |
1No
quiero que ignoren, hermanos, que todos nuestros padres estuvieron bajo la nube
y atravesaron el mar; 2todos
se bautizaron en la nube y el mar uniéndose a Moisés; 3todos comieron el mismo alimento espiritual 4y todos bebieron la misma
bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que les seguía, roca que
es El Mesías. 5Pero la
mayoría no agradó a Dios y quedaron tendidos en el desierto. 6Esos sucesos nos sirven de
ejemplo para que no nos abandonemos a malos deseos como ellos lo hicieron. 7No sean idólatras como
algunos de ellos, de quienes está escrito:
Se sentó el pueblo
a comer y beber
y se levantó a danzar.
8No
nos abandonemos a la inmoralidad sexual como hicieron algunos de ellos, y en un
solo día cayeron veintitrés mil. 9No
pongamos a prueba al Señor como hicieron algunos de ellos y perecieron mordidos
por serpientes. 10No se
rebelen como algunos se rebelaron y perecieron a manos del ángel destructor. 11Todo esto les sucedía a
ellos como figura, y se escribió para advertirnos a los que hemos alcanzado la
etapa final.
12Por
consiguiente, quien crea estar firme, tenga cuidado y no caiga. 13Ustedes no han tenido
hasta ahora ninguna prueba que supere sus fuerzas humanas. Dios es fiel y no
permitirá que sean probados por encima de sus fuerzas, al contrario, con la
prueba les abrirá una salida para que puedan soportarla.
Comidas
idolátricas y libertad cristiana
14Por
esto, queridos míos, huyan de la idolatría. 15Hablo a gente entendida, juzguen por ustedes mismos. 16La copa de bendición que
bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de El Mesías? El pan que partimos,
¿no es comunión con el cuerpo de El Mesías? 17Uno es el pan y uno es el cuerpo que todos formamos
porque todos compartimos el único pan. 18Miren
a los israelitas de raza: los que comen las víctimas sacrificadas, ¿no están en
comunión con el altar? 19¿Qué
intento decir? ¿Que la carne sacrificada a los ídolos tiene algún valor o que
los ídolos son algo? 20No,
en absoluto. Pero, como los sacrificios de los paganos se ofrecen a demonios y
no a Dios, no quiero que entren en comunión con los demonios. 21No pueden beber la copa
del Señor y la copa de los demonios; no pueden compartir la mesa del Señor y la
mesa de los demonios. 22¿Acaso
queremos provocar celos al Señor?, ¿somos acaso, más fuertes que él?
23Todo
está permitido, dicen; pero no todo conviene. Todo está permitido. Pero no todo
edifica. 24Nadie busque
su interés, sino el del prójimo. 25Coman
todo lo que se vende en la carnicería sin hacer problema de conciencia, 26porque del Señor es la tierra y cuanto contiene.
27Si un pagano los invita
a comer y ustedes aceptan, coman de todo lo que les sirva sin hacer problema de
conciencia. 28Pero si
alguien les avisa: es carne sacrificada, no coman: en atención al que les avisó
y a su conciencia. 29No
me refiero a la propia conciencia, sino a la del otro. ¿Cómo?, ¿va a ser
juzgada mi libertad por la conciencia ajena? 30Si yo doy gracias a Dios por lo que como, ¿por qué me
van a criticar por comerlo? 31Entonces,
ya coman o beban o hagan lo que sea, háganlo todo para gloria de Dios. 32No sean motivo de
escándalo ni a judíos ni a griegos ni a la Iglesia de Dios. 33Como yo, que intento
agradar a todos, no buscando mi ventaja, sino la de todos, para que se salven.
11 |
1Sigan
mi ejemplo como yo sigo el de El Mesías.
El
velo de las mujeres
2Los
alabo porque siempre se acuerdan de mí y mantienen mis enseñanzas tal como yo
se las transmití. 3Pero
quiero que comprendan que El Mesías es cabeza de todo varón, el varón es cabeza
de la mujer y Dios es cabeza de El Mesías.
4El
varón que reza o profetiza con la cabeza cubierta deshonra su cabeza; 5en cambio, la mujer que
reza o profetiza con la cabeza descubierta deshonra su cabeza: es lo mismo que
si la llevara rapada. 6Así
que, si una mujer no se cubre, que se rape la cabeza; y si es vergonzoso
cortarse el pelo al rape, pues que se cubra.
7El
varón no tiene que cubrirse la cabeza, siendo imagen de la gloria de Dios;
mientras que la mujer es gloria del varón. 8Pues
no procede el varón de la mujer, sino la mujer del varón. 9Y no fue creado el varón para la mujer, sino la mujer
para el varón. 10Por eso
debe la mujer llevar en la cabeza la señal de la autoridad, en atención a los
ángeles. 11Si bien, para
el Señor, no hay mujer sin varón ni varón sin mujer. 12Pues si la mujer procede del varón, también el varón
nace de la mujer y ambos proceden de Dios.
13Juzguen
ustedes mismos: ¿es apropiado que una mujer rece a Dios con la cabeza
descubierta? 14¿No les
enseña la naturaleza que es una deshonra para el hombre llevar melena, 15mientras que es honra de
la mujer llevarla? Pues la melena se le da a la mujer a manera de velo.
16Y
si alguien quiere discutir, nosotros no tenemos esa costumbre ni tampoco las
Iglesias de Dios.
Ágape
y Eucaristía
17Siguiendo
con mis advertencias, hay algo que no alabo: que sus reuniones traen más
perjuicio que beneficio.
18En
primer lugar, he oído que cuando se reúnen en asamblea, hay divisiones entre
ustedes, y en parte lo creo; 19porque
es inevitable que haya divisiones entre ustedes, para que se muestre quiénes
son los auténticos. 20Y
así resulta que, cuando se reúnen, no comen la cena del Señor. 21Porque cada uno se adelanta
a consumir su propia cena, y mientras uno pasa hambre, otro se emborracha. 22¿No tienen sus casas para
comer y beber? ¿O es que desprecian la asamblea de Dios y quieren avergonzar a
los que nada poseen? ¿Qué puedo decirles?, ¿voy a alabarlos? En esto no puedo
alabarlos.
23Porque
yo recibí del Señor lo que les transmití: que el Señor, la noche que era
entregado, tomó pan, 24dando
gracias lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo que se entrega por ustedes. Hagan
esto en memoria mía. 25De
la misma manera, después de cenar, tomó la copa y dijo: Esta copa es la nueva
alianza sellada con mi sangre. Cada vez que la beban háganlo en memoria mía.
26Y
así, siempre que coman este pan y beban esta copa, proclamarán la muerte del
Señor, hasta que vuelva.
27Por
tanto, quien coma el pan y beba la copa del Señor indignamente, comete pecado
contra el cuerpo y la sangre del Señor. 28En
consecuencia, que cada uno se examine antes de comer el pan y beber la copa. 29Quien come y bebe sin
reconocer el cuerpo del Señor, come y bebe su propia condena.
30Ésta
es la causa de que haya entre ustedes muchos enfermos y débiles y que mueran
tantos. 31Si nos
examinamos nosotros mismos, no seremos juzgados. 32Y si nos juzga el Señor, es para corregirnos, a fin de
que no seamos condenados con el mundo.
33Así,
hermanos míos, cuando se reúnan para comer, espérense unos a otros. 34Si uno tiene hambre, coma
en su casa; así no se reunirán para ser condenados. Los asuntos restantes los
resolveré cuando vaya.
Dones
espirituales
12 |
1Hermanos,
acerca de los dones espirituales no quiero que sigan en la ignorancia. 2Ustedes saben que, cuando
todavía eran paganos, se dejaban arrastrar ciegamente hacia ídolos mudos. 3Por eso les hago notar que
nadie, movido por el Espíritu de Dios puede decir: ¡maldito sea Yahshúa! Y
nadie puede decir: ¡Señor Yahshúa! si no es movido por el Espíritu Santo.
4Existen
diversos dones espirituales, pero un mismo Espíritu; 5existen ministerios diversos, pero un mismo Señor; 6existen actividades
diversas, pero un mismo Dios que ejecuta todo en todos. 7A cada uno se le da una manifestación del Espíritu para
el bien común. 8Uno por
el Espíritu tiene el don de hablar con sabiduría, otro según el mismo Espíritu
el de enseñar cosas profundas, 9a
otro por el mismo Espíritu se le da la fe, a éste por el único Espíritu se le
da el don de sanaciones, 10a
aquél realizar milagros, a uno el don de profecía, a otro el don de distinguir
entre los espíritus falsos y el Espíritu verdadero, a éste hablar lenguas
diversas, a aquél el don de interpretarlas. 11Pero todo lo realiza el mismo y único Espíritu
repartiendo a cada uno como quiere. 12Como
el cuerpo, que siendo uno, tiene muchos miembros, y los miembros, siendo
muchos, forman un solo cuerpo, así también El Mesías.
13Todos
nosotros, judíos o griegos, esclavos o libres, nos hemos bautizado en un solo
Espíritu para formar un solo cuerpo, y hemos bebido un solo Espíritu.
14El
cuerpo no está compuesto de un miembro, sino de muchos. 15Si el pie dijera: Como no soy mano, no pertenezco al
cuerpo, no por ello dejaría de pertenecer al cuerpo. 16Si el oído dijera: Como no soy ojo, no pertenezco al
cuerpo, no por ello dejaría de pertenecer al cuerpo. 17Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿cómo oiría?; si todo
fuera oído, ¿cómo olería? 18Dios
ha dispuesto los miembros en el cuerpo, cada uno como ha querido. 19Si todo fuera un solo
miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
20Ahora
bien, los miembros son muchos, el cuerpo es uno. 21No puede el ojo decir a la mano: No te necesito; ni la
cabeza a los pies: No los necesito. 22Más
aún, los miembros del cuerpo que se consideran más débiles son indispensables, 23y a los que consideramos
menos nobles los rodeamos de más honor. Las partes menos presentables las
tratamos con más decencia; 24ya
que las otras no lo necesitan. Dios organizó el cuerpo dando más honor al que
menos valía, 25de modo
que no hubiera división en el cuerpo y todos los miembros se interesaran por
igual unos por otros. 26Si
un miembro sufre, sufren con él todos los miembros; si un miembro es honrado,
se alegran con él todos los miembros.
27Ustedes
son el cuerpo de El Mesías, y cada uno en particular, miembros de ese cuerpo. 28Dios ha querido que en la
Iglesia haya en primer lugar apóstoles, en segundo lugar profetas, en tercer
lugar maestros, luego vienen los que han recibido el don de hacer milagros,
después el don de sanaciones, el don de socorrer a los necesitados, el de
gobierno, y el don de lenguas diversas.
29¿Son
todos apóstoles?, ¿son todos profetas?, ¿son todos maestros?, ¿todos hacen
milagros?, 30¿tienen
todos el don de sanar?, ¿hablan todos lenguas desconocidas?, ¿son todos
intérpretes? 31Ustedes,
por su parte, aspiren a los dones más valiosos. Y ahora les indicaré un camino
mucho mejor.
Himno
al amor cristiano
13 |
1Aunque
yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor,
soy como una campana que resuena o un platillo estruendoso.
2Aunque
tuviera el don de profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia,
aunque tuviera una fe como para mover montañas, si no tengo amor, no soy nada.
3Aunque
repartiera todos mis bienes y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo
amor, de nada me sirve.
4El
amor es paciente, es servicial, [el amor] no es envidioso ni busca aparentar,
no es orgulloso ni actúa con bajeza, 5no
busca su interés, no se irrita, sino que deja atrás las ofensas y las perdona, 6nunca se alegra de la
injusticia, y siempre se alegra de la verdad. 7Todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera, todo lo
soporta.
8El
amor nunca terminará. Las profecías serán eliminadas, el don de lenguas
terminará, el conocimiento será eliminado. 9Porque
nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías limitadas. 10Cuando llegue lo perfecto,
lo imperfecto será eliminado.
11Cuando
era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; al hacerme
adulto, abandoné las cosas de niño.
12Ahora
vemos como en un mal espejo, confusamente, después veremos cara a cara.
Ahora
conozco a medias, después conoceré tan bien como Dios me conoce a mí.
13Ahora
nos quedan tres cosas: la fe, la esperanza, el amor. Pero la más grande de
todas es el amor.
Profecía
y lenguas arcanas
14 |
1Busquen
el amor; y aspiren también a los dones espirituales, sobre todo al de la
profecía. 2Quien habla
una lengua desconocida no habla a hombres, sino a Dios: nadie lo entiende,
porque movido por el espíritu habla de misterios. 3En cambio, quien profetiza habla a hombres edificando,
exhortando y animando. 4Quien
habla una lengua desconocida se edifica él mismo; quien profetiza edifica a la
Iglesia.
5Me
gustaría que todos tuvieran el don de lenguas, pero prefiero que profeticen.
Quien profetiza es superior al que habla una lengua desconocida, a menos que la
interprete para edificación de la Iglesia. 6Supongan,
hermanos, que me presento ante ustedes hablando lenguas desconocidas: si no
transmito alguna revelación o conocimiento o profecía o enseñanza, ¿de qué les
serviría?
7Ocurre
igual que con los instrumentos musicales, por ejemplo la flauta o la cítara: si
las notas que se dan no guardan los intervalos, ¿cómo se reconoce lo que toca
la flauta o la cítara? 8Si
la trompeta no da un toque definido, ¿quién se preparará para el combate? 9Lo mismo les pasa a ustedes
con lo que hablan: si no pronuncian palabras inteligibles, ¿cómo se entenderá
lo que dicen? Estarían hablando al viento.
10Con
tantas lenguas como existen en el mundo, ninguna carece de significado. 11Si no entiendo el
significado de una lengua, soy un extranjero para el que me habla y él lo es
para mí. 12Igual ustedes:
ya que aspiran a dones espirituales, procuren tener en abundancia aquellos que
ayudan a la edificación de la Iglesia.
13Por
tanto, quien habla una lengua desconocida pida el don de interpretarla. 14Porque si rezo en lengua
desconocida, mi espíritu reza, pero mi mente no saca ningún provecho. 15¿Qué puedo hacer? Rezaré
con mi espíritu y con mi mente, cantaré himnos con mi espíritu y con mi mente. 16Si bendices a Dios
solamente con tu espíritu, ¿cómo responderá amén a tu acción de gracias la
persona sencilla y no preparada, si no sabe lo que dices? 17Tú das gracias bellamente, pero el otro no sacó
provecho. 18Yo, gracias a
Dios, hablo lenguas desconocidas más que todos ustedes; 19pero en una asamblea, para instruir a los demás,
prefiero decir cinco palabras inteligibles a pronunciar diez mil desconocidas.
20Hermanos,
no sean niños en su modo de pensar; sean niños en la malicia pero adultos en el
modo de pensar. 21En la
ley está escrito:
Yo hablaré a este pueblo
en lenguas extrañas,
y ni aún así me obedecerá,
dice el Señor.
22De
suerte que las lenguas desconocidas son señal para los no creyentes, no para
los creyentes; mientras que la profecía es señal para los creyentes y no para
los que no creen. 23Supongamos
que se reúne la Iglesia entera y todos se ponen a hablar lenguas desconocidas:
si entran algunos no creyentes o gente no preparada, ¿no dirán que están todos
locos? 24En cambio, si
todos profetizan, cuando entre un no creyente o una persona no preparada, se
sentirá interpelado por todos, juzgado por todos; 25se revelarán los secretos de su corazón, caerá de
rodillas adorando a Dios y declarará: Realmente Dios está con ustedes.
26¿Qué
conclusión sacamos, hermanos? Cuando se reúnen, que uno aporte un himno, otro
una enseñanza, otro una revelación, otro un mensaje en lengua desconocida, otro
su interpretación: todo para la edificación común.
27Si
se habla en lenguas desconocidas, hablen dos, a lo más tres, por turno, y que
otro lo interprete. 28Si
no hay intérprete, mejor es no hablar en la asamblea y que cada uno hable
consigo mismo y con Dios. 29Tratándose
de profetas, hablen dos o tres, y los demás deben juzgar. 30Si uno de los asistentes recibe una revelación, el que
está hablando debe callarse. 31Todos
pueden profetizar por turno, para que todos aprendan y se animen. 32Pero la inspiración
profética está vinculada a los profetas; 33porque
Dios no quiere el desorden, sino la paz.
Como
en todas las Iglesias de los consagrados, 34las
mujeres deben callar en la asamblea, porque no se les permite hablar, sino que
han de someterse, como manda la ley: 35Si
quieren aprender algo, pregúntenlo a sus maridos en casa. No está bien que una
mujer hable en la asamblea.
36¿Acaso
salió de ustedes la Palabra de Dios?, ¿acaso les llegó sólo a ustedes? 37Si alguien se considera
profeta o inspirado, reconozca que lo que escribo es mandato del Señor. 38Y quien no lo reconozca no
será reconocido. 39En
conclusión, hermanos, aspiren al don de la profecía y no impidan hablar en
lenguas desconocidas. 40Y
que todo se haga con orden y decentemente.
Resurrección
de los muertos
15 |
1Ahora,
hermanos, quiero recordarles la Buena Noticia que les anuncié: la que ustedes
recibieron y en la que perseveran fielmente, 2por ella son salvados, siempre que conserven el mensaje
tal como yo se lo prediqué; de lo contrario habrían aceptado la fe en vano. 3Ante todo, les he
transmitido lo que yo mismo había recibido: que El Mesías murió por nuestros
pecados según las Escrituras, 4que
fue sepultado y resucitó al tercer día según las Escrituras, 5que se apareció a Cefas y
después a los Doce; 6luego
se apareció a más de quinientos hermanos de una sola vez: la mayoría viven
todavía, algunos murieron ya; 7después
se apareció a Santiago y de nuevo a todos los apóstoles. 8Por último se me apareció a mí, que soy como un aborto.
9Porque yo soy el último
entre los apóstoles y no merezco el título de apóstol, porque perseguí a la
Iglesia de Dios.
10Gracias
a Dios soy lo que soy, y su gracia en mí no ha resultado estéril, ya que he
trabajado más que todos ellos; no yo, sino la gracia de Dios conmigo. 11Con todo, tanto yo como
ellos, proclamamos lo mismo y esto es lo que ustedes han creído.
También nosotros resucitamos
12Ahora
bien, si se proclama que El Mesías resucitó de la muerte, ¿cómo algunos de
ustedes dicen que no hay resurrección de muertos? 13Si no hay resurrección de muertos, tampoco El Mesías
ha resucitado; 14y si El
Mesías no ha resucitado, es vana nuestra proclamación, es vana nuestra fe. 15Y nosotros resultamos ser
testigos falsos de Dios, porque testimoniamos contra Dios diciendo que resucitó
a El Mesías siendo así que no lo resucitó, ya que los muertos no resucitan. 16Porque si los muertos no
resucitan, tampoco El Mesías ha resucitado. 17Y si El Mesías no ha resucitado, la fe de ustedes es
ilusoria, y sus pecados no han sido perdonados, 18y los que murieron como cristianos perecieron para
siempre. 19Si hemos
puesto nuestra esperanza en El Mesías sólo para esta vida, somos los hombres
más dignos de compasión.
20Ahora
bien, El Mesías ha resucitado de entre los muertos, y resucitó como primer
fruto ofrecido a Dios, el primero de los que han muerto. 21Porque, si por un hombre vino la muerte, por un hombre
viene la resurrección de los muertos. 22Como
todos mueren por Adán, todos recobrarán la vida por El Mesías. 23Cada uno en su turno: el
primero es El Mesías, después, cuando él vuelva, los cristianos; 24luego vendrá el fin,
cuando entregue el reino a Dios Padre y termine con todo principiado, autoridad
y poder. 25Porque él
tiene que reinar hasta poner a todos sus enemigos bajo sus pies; 26el último enemigo que será
destruido es la muerte, 27según
dice la Escritura: Todo lo ha sometido
bajo sus pies. Pero al decir que todo le está sometido, es evidente que se
excluye a aquel que le somete todas las cosas. 28Cuando el universo le quede sometido, también el Hijo
se someterá al que le sometió todo, y así Dios será todo para todos.
29Si
no fuera así, ¿qué hacen los que se bautizan por los muertos? Si los muertos no
resucitan, ¿por qué se bautizan por ellos? 30¿Por
qué nosotros nos exponemos en todo instante al peligro? 31Cada día estoy en peligro de muerte. Lo juro,
[hermanos,] por el orgullo que siento de ustedes ante El Mesías Yahshúa Señor
nuestro. 32Si por motivos
humanos luché con las fieras en Éfeso, ¿de qué me sirvió? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos.
33No se dejen engañar:
las malas compañías corrompen las buenas costumbres. 34Vuelvan a comportarse como es debido y dejen de pecar,
porque algunos de ustedes todavía no saben nada de Dios –para vergüenza de
ustedes lo digo–.
¿Cómo
resucitan los muertos?
35Pero
preguntará alguno: ¿Cómo resucitan los muertos?, ¿con qué cuerpo salen? 36¡Necio! Lo que tú siembras
no llega a tener vida si antes no muere. 37Lo
que siembras no es la planta tal como va a brotar, sino un grano desnudo, de
trigo o de lo que sea; 38y
Dios le da el cuerpo que quiere, a cada simiente su cuerpo.
39No
todos los cuerpos son iguales. Una es la carne del hombre, otra la de las
reses, otra la de las aves, otra la de los peces. 40Hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres. Uno es el
resplandor de los celestes y otro el de los terrestres. 41Uno es el resplandor del sol, otro el de la luna, otro
el de los astros; un astro se distingue de otro en resplandor. 42Así pasa con la
resurrección de los muertos: 43se
siembra corruptible, resucita incorruptible; se siembra miserable, resucita
glorioso; se siembra débil, resucita poderoso; 44se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo
espiritual.
Si
existe un cuerpo natural, existe también un cuerpo espiritual.
45Así
está escrito: el primer hombre, Adán, se
convirtió en un ser vivo; el último Adán se hizo un espíritu que da vida.
46No
fue primero el espiritual, sino el natural, y después el espiritual. 47El primer hombre procede
de la tierra y es terreno, el segundo hombre procede del cielo. 48El hombre terrenal es
modelo de los hombres terrenales; como es el celeste modelo de los hombres
celestes.
49Así
como hemos llevado la imagen del hombre terrestre, llevaremos también la imagen
del celeste.
50Hermanos,
les digo que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la
corrupción heredará lo que es incorruptible. 51Les voy a comunicar un secreto: no todos moriremos,
pero todos seremos transformados. 52En
un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al último toque de trompeta que
tocará, los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos
transformados.
53Esto
corruptible tiene que revestirse de incorruptibilidad y lo mortal tiene que
revestirse de inmortalidad. 54Cuando
lo corruptible se revista de incorruptibilidad y lo mortal de inmortalidad, se
cumplirá lo escrito:
La muerte
ha sido vencida definitivamente.
55¿Dónde está, oh muerte, tu victoria?
¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?
56El
aguijón de la muerte es el pecado, el poder del pecado es la ley.
57Gracias
sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Yahshúa el
Mesías.
58En
conclusión, queridos hermanos, permanezcan firmes, inconmovibles, progresando
siempre en la obra del Señor, convencidos de que sus esfuerzos por el Señor no
serán inútiles.
Colecta para los fieles de Jerusalén y
saludos finales
16 |
1En
cuanto a la colecta en favor de los consagrados sigan las mismas instrucciones
que di a las Iglesias de Galacia.
2Todos
los domingos cada uno de ustedes aparte y deposite lo que haya logrado ahorrar;
así, cuando yo llegue, no hará falta hacer la colecta. 3Cuando llegue, enviaré con cartas a los que ustedes
hayan elegido para que lleven su donativo a Jerusalén. 4Si conviene que yo también vaya, ellos me acompañarán. 5Los visitaré cuando
atraviese Macedonia, ya que tengo que pasar por allí. 6Es posible que permanezca algún tiempo o incluso pase
el invierno con ustedes, para que me ayuden a continuar mi camino. 7En esa ocasión no quiero
verlos de pasada, sino que espero estar una temporada con ustedes, si el Señor
lo permite. 8Estaré en
Éfeso hasta Pentecostés, 9ya
que se me ha abierto una puerta grande y favorable, aunque los adversarios son
muchos.
10Cuando
llegue Timoteo, procuren que no se sienta incómodo entre ustedes, ya que como
yo trabaja en la obra del Señor. 11Nadie
lo desprecie. Ofrézcanle los medios necesarios para proseguir su camino y así
pueda juntarse conmigo, porque lo estamos esperando con los hermanos.
12Al
hermano Apolo le he insistido que vaya a visitarlos con los hermanos; pero él
se niega rotundamente a ir ahora; ya irá cuando sea oportuno.
13Estén
despiertos, permanezcan firmes en la fe, sean valientes y animosos. 14Todo lo que hagan, háganlo
con amor. 15Tengo que
hacerles una recomendación: conocen a la familia de Esteban: son los primeros
que abrazaron la fe en Acaya y se dedicaron a servir a los consagrados. 16Les pido que también
ustedes se pongan a disposición de gente como ellos y de cuantos colaboran en
sus trabajos y esfuerzos.
17Estoy
muy contento con la llegada de Esteban, Fortunato y Acaico: ellos han llenado
el vacío que ustedes habían dejado 18y
han serenado mi espíritu y el de ustedes.
19Los
saludan las Iglesias de Asia. También les envían muchos saludos en el Señor
Áquila, Prisca y toda la comunidad que se reúne en su casa.
20Los
saludan todos los hermanos. Salúdense mutuamente con el beso santo.
21El
saludo es de mi puño y letra: Pablo.
22Quien
no ame al Señor sea maldito. ¡Ven, Señor! 23La
gracia del Señor Yahshúa esté con ustedes. 24Los
amo a todos en El Mesías Yahshúa.
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