CARTA RESTAURADA A LOS EFESIOS
efesios
Introducción
Éfeso y Pablo. Desde tiempos antiguos, Éfeso fue una ciudad importante por su
situación geográfica. En tiempos de Pablo era la capital de la provincia romana
de Asia. Entre sus muchos edificios suntuosos descollaba el templo de Artemisa,
diosa asiática de la fecundidad (cfr. Hch 19). Como ciudad romana del
Mediterráneo oriental, formaba terna con Antioquía y Alejandría.
Cuando Pablo visitó Éfeso (Hch 19,1) encontró allí algunos
cristianos no muy bien formados. Les instruyó y constituyó con ellos una
floreciente comunidad de paganos convertidos, base de operaciones para la
expansión misionera. El Apóstol residió allí tres años entre éxitos y
dificultades.
¿Carta de Pablo a los
efesios? Los «tres» datos son
discutidos por una crítica competente. En primer lugar, se duda de que se trate
efectivamente de una carta. Suena más bien a tratado o a exposición homilética
vertida en el molde epistolar como recurso literario. Habría que catalogarla en
el género de celebración o panegírico. Faltan en el texto, por ejemplo, el tono
personal y las referencias a una situación concreta propias de una carta.
En segundo lugar, se duda de que la carta haya salido de la pluma
de Pablo. El autor parece no conocer personalmente a los destinatarios (1,15;
3,2), situación extraña si se tiene en cuenta que el Apóstol vivió tres años en
dicha comunidad. El estilo, por otra parte, es notablemente inferior al de las
cartas auténticamente paulinas. También es diversa o más evolucionada su
doctrina; por ejemplo, a muchas Iglesias locales sucede una Iglesia única y
universal, tras la superación de la controversia entre judíos y paganos.
Finalmente, está también en discusión que los destinatarios sean
los efesios. El nombre de la ciudad falta en algunos códices importantes. ¿Fue
borrada del texto original para dejar un espacio en blanco disponible para
otras localidades? Dado el carácter del escrito y teniendo en cuenta la noticia
de Col 4,16, algunos biblistas piensan que la carta estaba dirigida en un
principio a Laodicea. Otros, por el contrario, que era un texto circular
dirigido a una amplia audiencia de Iglesias de Asia.
Autor, destinatarios y
fecha de composición de la carta. Todo lo dicho
anteriormente hace pensar que el autor es un discípulo de Pablo que escribe
después de la muerte del Apóstol a paganos convertidos de la segunda
generación, entre los años 70-90. Si atribuye su escrito a Pablo es para dar
autoridad a sus reflexiones y, apoyado en las enseñanzas de su maestro que va
desarrollando, iluminar la vida de las Iglesias en las nuevas circunstancias
por las que atravesaban, veinte o treinta años después de que fueran fundadas
por el Apóstol.
Contenido de la carta. El contexto en que viven las comunidades de esta segunda
generación ha cambiado notablemente. Después de la destrucción de Jerusalén
(año 70), las tensiones entre los cristianos procedentes del judaísmo y los
convertidos del paganismo han ido paulatinamente desapareciendo. Ahora, los
judeo-cristianos son una pequeña minoría dentro de una comunidad de creyentes
que se ha desplazado y esparcido definitivamente más allá de las fronteras de
Palestina. Esta situación hacía urgente una reflexión sobre el misterio de una
Iglesia que, consciente ya de su universalidad, necesitaba ahondar en el
vínculo de comunión que la mantenía unida y plural al mismo tiempo. Pero, sobre
todo, profundizar en el alcance de su misión universal.
La Carta a los Efesios comienza donde termina la Carta a los
Colosenses. Ambas se complementan. Si aquella habla de El Mesías, ésta habla de
la Iglesia. Dios tenía un plan escondido por siglos, revelado y ejecutado en y
por Jesuel Mesías. Ahora, este plan se despliega en y por la Iglesia. Si
Colosenses resalta la dimensión cósmica de la mediación salvadora de El Mesías,
Efesios coloca la misión de la Iglesia en el centro mismo del universo, como
sacramento de salvación de ese cosmos que El Mesías llena con su poder
vivificador.
Es así como el autor nos presenta a la Iglesia: universal; pueblo
de Dios y esposa del Mesías; nueva creación de una humanidad unificada;
edificio compacto y cuerpo en crecimiento que se llena de la plenitud de aquel
que llena completamente todas las cosas (1,22s), El Mesías, su cabeza. Más que
por la suma de Iglesias locales, o por la coexistencia de judíos penitentes y
paganos convertidos, la unidad se realiza derribando muros, aboliendo
divisiones, infundiendo un Espíritu único. No en vano la Carta a los Efesios ha
sido llamada la «carta magna de la unidad».
Saludo
1 |
1Pablo, apóstol de El Mesías Yahshúa
por voluntad de Dios, a los consagrados [de Éfeso], fieles a El Mesías Yahshúa:
2Gracia y paz a ustedes
de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesuel Mesías.
Bendiciones
3¡Bendito sea Dios, Padre de
nuestro Señor Jesuel Mesías!,
quien por medio de El Mesías
nos bendijo con toda clase de
bendiciones espirituales del cielo.
4Por él, antes de la creación del
mundo,
nos eligió para que por el amor
fuéramos consagrados e
irreprochables en su presencia.
5Él nos predestinó a ser sus hijos
adoptivos
por medio de Yahshúa el Mesíasconforme
al beneplácito de su voluntad
6para alabanza de la gloriosa
gracia que nos otorgó
por medio de su Hijo muy querido.
7Por él, por medio de su sangre,
obtenemos el rescate, el perdón de
los pecados.
Según la riqueza de su gracia
8derrochó en nosotros toda clase de
sabiduría y prudencia,
9dándonos a conocer el misterio de
su voluntad,
establecido de antemano por
decisión suya,
10que se realizaría en El Mesías en
la plenitud de los tiempos:
que el universo, lo celeste y lo
terrestre,
alcanzaran su unidad en El Mesías.
11Por medio de
él y tal como lo había establecido
el que ejecuta todo según su libre
decisión,
nos había predestinado a ser
herederos
12de modo que nosotros, los que ya
esperábamos en El Mesías,
fuéramos la alabanza de su gloria.
13Por él,
también ustedes, al escuchar el mensaje de la verdad,
la Buena Noticia de la salvación,
creyeron en él y fueron marcados
con el sello del Espíritu Santo prometido,
14quien es garantía de nuestra
herencia,
y prepara la redención del pueblo
que Dios adoptó:
para alabanza de su gloria.
Súplica
15Por eso, también yo, al enterarme
de la fe que ustedes tienen en el Señor Yahshúa y el amor que demuestran a
todos los consagrados, 16no
ceso de dar gracias por ustedes, y recordándolos en mis oraciones, pido:
17Que el Dios de nuestro Señor Jesuel
Mesías, Padre de la gloria,
les conceda un Espíritu de
sabiduría y revelación
que les permita conocerlo
verdaderamente.
18Que él ilumine sus corazones para
que ustedes puedan valorar
la esperanza a la que han sido
llamados,
la espléndida riqueza de la
herencia que promete a los consagrados
19y la grandeza extraordinaria de su
poder a favor de nosotros los creyentes,
según la eficacia de su fuerza
poderosa;
20poder que ejercitó en El Mesías
resucitándolo de la muerte
y sentándolo a su derecha en el
cielo
21por encima de toda autoridad y
potestad y poder y soberanía,
y de cualquier otra dignidad que
pueda mencionarse
tanto en este mundo como en el
venidero.
22Todo lo ha sometido bajo sus pies,
y lo ha nombrado, por encima de todo, cabeza
de la Iglesia,
23que es su cuerpo y plenitud de
aquel que llena completamente todas las cosas.
De la muerte
a la vida
2 |
1También ustedes estaban muertos
por sus pecados y trasgresiones. 2Seguían
la conducta de este mundo y los dictados del jefe que manda en el aire, el
espíritu que actúa en los rebeldes… 3Lo
mismo que ellos, también nosotros seguíamos los impulsos de los bajos deseos,
obedecíamos los caprichos y pensamientos de nuestras malas inclinaciones, y
naturalmente, estábamos destinados al castigo como los demás. 4Pero Dios, rico en
misericordia, por el gran amor que nos tuvo, 5estando nosotros muertos por nuestros pecados, nos hizo
revivir con El Mesías –¡ustedes han sido salvados gratuitamente!–; 6con El Mesías Yahshúa nos
resucitó y nos sentó en el cielo, 7para
que se revele a los siglos venideros la extraordinaria riqueza de su gracia y
la bondad con que nos trató por medio de El Mesías Yahshúa.
8Porque ustedes han sido salvados
por la fe, no por mérito propio, sino por la gracia de Dios; 9y no por las obras, para
que nadie se gloríe. 10Somos
obra suya, creados por medio de El Mesías Yahshúa para realizar las buenas
acciones que Dios nos había asignado como tarea.
Unidad por El
Mesías
11Por tanto, ustedes los que en un
tiempo eran paganos de cuerpo, llamados incircuncisos por los que se llamaban
circuncisos de cuerpo, recuerden 12que
entonces vivían lejos de El Mesías, excluidos de la ciudadanía de Israel,
ajenos a la alianza y sus promesas, sin esperanza y sin Dios en el mundo. 13Pero, gracias a El Mesías Yahshúa
los que un tiempo estaban lejos, ahora están cerca, por la sangre de El Mesías.
14Porque El Mesías es
nuestra paz, el que de dos pueblos hizo uno solo, derribando con su cuerpo el
muro divisorio, la hostilidad; 15anulando
la ley con sus preceptos y cláusulas, reunió los dos pueblos en su persona,
creando de los dos una nueva humanidad; restableciendo la paz. 16Y los reconcilió con Dios
en un solo cuerpo por medio de la cruz, dando muerte en su persona a la
hostilidad. 17Vino y
anunció la paz a ustedes, los que estaban
lejos y la paz a aquellos que estaban cerca. 18Porque por medio de El Mesías, todos tenemos acceso al
Padre por un mismo Espíritu. 19De
modo que ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los
consagrados y de la familia de Dios; 20edificados
sobre el cimiento de los apóstoles, con El Mesías Yahshúa como piedra angular.
21Por él todo
el edificio bien trabado crece hasta ser santuario consagrado al Señor, 22por él ustedes entran con
los demás en la construcción para ser morada de Dios en el Espíritu.
Misión de
Pablo
3 |
1Por esta razón yo, Pablo, estoy
preso por El Mesías [Yahshúa], a causa de ustedes, los paganos. 2Supongo que están
informados de la gracia de Dios que me ha sido dispensada para provecho de
ustedes. 3Fue por medio
de una revelación como se me dio a conocer el misterio, tal como acabo de
explicárselo brevemente. 4Lean
mi carta y comprenderán cómo entiendo el misterio de El Mesías: 5este misterio no se dio a
conocer a los hombres en las generaciones pasadas; sin embargo ahora se ha
revelado a sus santos apóstoles y profetas inspirados. 6Y consiste en esto: que por medio de la Buena Noticia
los paganos comparten la herencia y las promesas de El Mesías Yahshúa, y son
miembros del mismo cuerpo. 7De
esta Buena Noticia yo soy ministro por don de la gracia de Dios, otorgada según
la eficacia de su poder. 8A
mí, el último de los consagrados, me han concedido esta gracia: anunciar a los
paganos la Buena Noticia, la riqueza inimaginable de El Mesías 9y hacer luz sobre el
secreto que Dios, creador del universo, se guardaba desde antiguo, 10para que las fuerzas y los
poderes celestiales conocieran por medio de la Iglesia la sabiduría de Dios en
todas sus formas. 11Éste
es el designio que Dios concibió desde toda la eternidad en El Mesías Yahshúa,
Señor nuestro. 12Por él y
con la confianza que da la fe en él, tenemos libre acceso a Dios. 13Por lo tanto les pido que
no se desanimen a causa de los sufrimientos que padezco por ustedes, más bien
han de sentirse orgullosos de ellos.
El amor de El
Mesías
14Por eso doblo las rodillas ante el
Padre, 15de quien procede
toda paternidad en el cielo y en la tierra. 16Que él se digne según la riqueza de su gloria
fortalecerlos internamente con el Espíritu, 17que El Mesías habite en sus corazones por la fe, que
estén arraigados y cimentados en el amor, 18de
modo que logren comprender, junto con todos los consagrados, la anchura y la
longitud, la altura y la profundidad, 19en
una palabra, que conozcan el amor de El Mesías, que supera todo conocimiento.
Así serán colmados de la plenitud de Dios.
20Aquel que, actuando eficazmente en
nosotros, puede realizar muchísimo más de lo que pedimos o pensamos 21reciba de la Iglesia y de El
Mesías Yahshúa la gloria en todas las generaciones por los siglos de los
siglos. Amén.
Unidad del
cuerpo
4 |
1Yo, el prisionero por el Señor,
los exhorto a vivir de acuerdo con la vocación que han recibido. 2Sean humildes y amables,
tengan paciencia y sopórtense unos a otros con amor, 3esfuércense por mantener la unidad del espíritu con el
vínculo de la paz. 4Uno
es el cuerpo, uno el Espíritu, como una es la esperanza a que han sido
llamados, 5un sólo Señor,
una sola fe, un sólo bautismo, 6uno
es Dios, Padre de todos, que está sobre todos, entre todos, en todos.
7Cada uno de nosotros recibió su
propio don, en la medida que El Mesías los ha distribuido. 8Por eso se dice: Subiendo
a lo alto llevaba cautivos y repartió dones a los hombres. 9–Lo de subió, ¿qué
significa sino que antes había bajado a lo profundo de la tierra?–. 10El que bajó es el que
subió por encima de los cielos para llenar el universo. 11Él nombró a unos apóstoles, a otros profetas,
evangelistas, pastores y maestros. 12Así
preparó a los suyos para los trabajos del ministerio, para construir el cuerpo
de El Mesías; 13hasta que
todos alcancemos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al
estado de hombre perfecto y a la madurez de la plenitud de El Mesías. 14Así no seremos niños,
juguete de las olas, arrastrados por el viento de cualquier doctrina, por el
engaño de la astucia humana y por los trucos del error. 15Por el contrario, viviendo en la verdad y el amor,
crezcamos hasta alcanzar del todo al que es la cabeza, a El Mesías. 16Gracias a él, el cuerpo
entero, recibe unidad y cohesión gracias a los ligamentos que lo vivifican y
por la acción propia de cada miembro; así el cuerpo va creciendo y
construyéndose en el amor.
Conducta
cristiana
17En nombre del Señor les digo y
recomiendo que no procedan como los paganos: con sus inútiles pensamientos, 18con la razón oscurecida,
alejados de la vida de Dios, por su ignorancia y dureza de corazón. 19Porque, endurecidos, se
han entregado al desenfreno y practican sin medida toda clase de indecencias. 20Pero no es eso lo que
ustedes han aprendido de El Mesías; 21si
es que de veras oyeron hablar de él y de él aprendieron en qué consiste la
verdad. 22Despójense de
la conducta pasada, del hombre viejo que se corrompe con sus malos deseos; 23renuévense en su espíritu
y en su mente; 24y
revístanse del hombre nuevo, creado a imagen de Dios con justicia y santidad
auténticas.
25Por lo tanto, eliminen la mentira,
y díganse la verdad unos a otros, ya
que todos somos miembros del mismo cuerpo. 26Si se enojan, no pequen. Que la puesta
del sol no los sorprenda en su enojo, 27dando
así ocasión al demonio. 28El
que robaba no robe más, y póngase a trabajar honestamente con sus [propias]
manos para ganar algo y poder socorrer al que tiene necesidad. 29No salga de sus bocas
ninguna palabra ofensiva, sino solo palabras buenas que ayuden a crecer a quien
lo necesite y agraden a quien las escucha. 30No
entristezcan al Espíritu de Dios, que los marcó con un sello para el día del
rescate. 31Eviten toda
amargura, pasión, enojo, gritos, insultos y cualquier tipo de maldad. 32Sean amables y compasivos
unos con otros. Perdónense unos a otros, como Dios los ha perdonado en El
Mesías.
5 |
1Como hijos queridos de Dios,
traten de imitarlo. 2Sigan
el camino del amor, a ejemplo de El Mesías que los amó hasta entregarse por
ustedes a Dios como ofrenda y sacrificio de aroma agradable. 3En cuanto a la inmoralidad
sexual y a cualquier clase de impureza o de codicia, ni se nombre entre
ustedes, como corresponde a consagrados; 4lo
mismo digo respecto de las obscenidades, de las estupideces, y de las
groserías, porque todas estas cosas están fuera de lugar; lo que deben hacer es
alabar a Dios. 5Pues han
de saber que ni el que comete inmoralidades sexuales, ni el impuro o el avaro
–que es una forma de idolatría– recibirá una herencia en el reino de El Mesías
y de Dios.
El reino de
la luz
6Nadie los engañe con argumentos
falsos: estas cosas son, precisamente, las que atraen la ira de Dios sobre los
rebeldes. 7No se hagan
cómplices de los que obran así. 8Porque
si en un tiempo eran tinieblas, ahora son luz por el Señor: vivan como hijos de
la luz 9–toda bondad,
justicia y verdad es fruto de la luz–. 10Sepan
discernir lo que agrada al Señor. 11No
participen en las obras estériles de las tinieblas, al contrario denúncienlas. 12Lo que ellos hacen a
ocultas da vergüenza decirlo, 13pero
todo esto ha de ser denunciado por la luz hasta que se vuelva claridad 14y todo lo que está al
descubierto recibe el influjo de la luz. Por eso dice: ¡Despierta, tú que
duermes, levántate de la muerte, y te iluminará El Mesías! 15Por lo tanto cuiden mucho su comportamiento, no obren
como necios, sino como personas sensatas, 16que
saben aprovechar bien el momento presente porque corren tiempos malos. 17Por eso no sean
imprudentes, antes bien, procuren entender cuál es la voluntad del Señor. 18No se embriaguen con vino,
que engendra lujuria, más bien llénense de Espíritu.
19Entre ustedes
entonen salmos, himnos y cantos inspirados, cantando y celebrando al Señor de
todo corazón, 20dando
gracias siempre y por cualquier motivo a Dios Padre, en nombre de nuestro Señor
Jesuel Mesías. 21Sométanse
los unos a los otros en atención a El Mesías.
Marido y
mujer
22Las mujeres deben respetar a los
maridos como al Señor; 23porque
el marido es cabeza de la mujer como El Mesías es cabeza y salvador de la
Iglesia, que es su cuerpo. 24Así,
como la Iglesia se somete a El Mesías, de la misma manera las mujeres deben
respetar en todo a los maridos. 25Maridos,
amen a sus esposas como El Mesías amó a la Iglesia y se entregó por ella, 26para limpiarla con el baño
del agua y la palabra, y consagrarla, 27para
presentar una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino
santa e irreprochable. 28Así
tienen los maridos que amar a sus mujeres, como a su cuerpo. Quien ama a su
mujer se ama a sí mismo; 29nadie
aborrece a su propio cuerpo, más bien lo alimenta y cuida; así hace El Mesías
por la Iglesia, 30por
nosotros, que somos los miembros de su cuerpo. 31Por eso abandonará
el hombre a su padre y su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola
carne. 32Ese símbolo
es magnífico, y yo lo aplico a El Mesías y la Iglesia. 33Del mismo modo ustedes: ame cada uno a su mujer como a
sí mismo y la mujer respete a su marido.
Hijos y
esclavos
6 |
1Hijos, obedezcan a sus padres [en
atención al Señor], porque esto es lo justo. 2El primer mandamiento que contiene una promesa es éste: Honra a tu padre y a tu madre 3para que te vaya bien y vivas mucho tiempo en la tierra. 4Padres, no irriten a sus
hijos; edúquenlos, más bien, en la disciplina e instrúyanlos en el amor de
Dios.
5Esclavos, obedezcan a sus amos
corporales, escrupulosa y sinceramente, como si sirvieran a El Mesías; 6no por servilismo o para
halagarlos, sino como siervos de El Mesías que cumplen con toda el alma la
voluntad de Dios. 7Sirvan
a sus dueños de buena gana como si se tratara del Señor, y no de hombres; 8conscientes de que el Señor
le pagará a cada uno lo bueno que haga, sea esclavo o libre. 9Amos, compórtense con sus
siervos del mismo modo, y dejen de lado las amenazas, conscientes de que tanto
ellos como ustedes tienen el mismo Señor que está en el cielo y que no hace
distinción de personas.
Lucha contra
el mal
10Por lo demás, fortalézcanse con el
Señor y con su fuerza poderosa. 11Vístanse
la armadura de Dios para poder resistir los engaños del Diablo. 12Porque no estamos luchando
contra seres de carne y hueso, sino contra las autoridades, contra las
potestades, contra los soberanos de estas tinieblas, contra las fuerzas
espirituales del mal. 13Por
tanto, tomen las armas de Dios para poder resistir el día funesto y permanecer
firmes a pesar de todo. 14Cíñanse
con el cinturón de la verdad, vistan la coraza de la justicia, 15calcen las sandalias del
celo para propagar la Buena Noticia de la paz. 16Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, en el
que se apagarán los dardos incendiarios del maligno. 17Pónganse el casco de la salvación, y empuñen la espada
del Espíritu, que es la Palabra de Dios.
18Vivan orando y suplicando, oren en
toda ocasión animados por el Espíritu; permanezcan despiertos y oren con
perseverancia por todos los consagrados; 19también
por mí, para que cuando yo abra la boca, se me conceda el don de la palabra y
pueda exponer libremente el misterio de la Buena Noticia, 20del cual soy mensajero en prisión: que pueda
anunciarlo libremente, como es debido.
Saludo final
21Tíquico, el hermano querido y
ministro fiel del Señor les informará para que sepan cómo me va y lo que hago. 22Para eso se lo envío, para
que tengan noticias mías y para que los consuele.
23A los hermanos paz, amor y fe de
parte de Dios Padre y del Señor Jesuel Mesías. 24La gracia esté con todos los que aman a nuestro Señor Yahshúa
el Mesíascon amor incorruptible.
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