DISCIPULADO - CLASE 17 - PERMANECER EN ÉL

 CLASE DE DISCIPULADO N° 17

SIN ÉL NADA PODEMOS HACER

Quizá alguno se acerca a DIOS por curiosidad, o quizá lo haga de corazón sincero. El Señor nos habló de 4 tipos de tierra, de los cuales solo uno da fruto. Los otros 3 son tipos de personas que se acercan, pero por uno u otra razón no permanecen.

Hay una frase, de la cual el apóstol Juan nos habló someramente, “permanecer en Él”. Juan nos dijo: “Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre”. (1 Juan 2:24)

El término meinē y meneite que provienen de méno; sem pueden explicar como quedarse en un lugar, estado, relación o expectación dado y da la idea de que estamos en él, pero podríamos no estar, podríamos quedar fuera. Juan dice que lo que hemos oído desde el principio debe permanecer en nosotros y, si esto no permanece, nosotros no permaneceremos en él.

Pablo les dijo a los filipenses lo siguiente: “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento del Ungido Yahshúa, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar al Ungido, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe. (Filipenses 3:8,9)

El término jeuréo se usa en todos los tiempos excepto el presente y el imperfecto y significa ser hallado. En sentido literal o figurado: obtener, ver, encontrar, hallar. Es decir, Pablo quiso decir que debemos ser hallados, encontrados, obtenidos y vistos en él. De no ser así es porque estamos fuera y si así estamos, entonces no seremos parte de la eternidad en DIOS.

El evangelio de Juan, en el capítulo 15 el Señor hace una excelente exposición de este tema. Él dice: “Permaneced en mí, y yo en vosotros” (Juan 15:4) Luego, añade: “Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí”.

El término usado para permanecer, en Juan 15:4 es meinate, el cual explicamos en párrafos previos. Usar la misma palabra, significa que continuamos hablando del mismo tema.

La palabra kléma; se traduce como rama o retoño a la que el Señor llamó, acertadamente, pámpano. Una rama desgajada, no puede producir fruto, porque necesita de la savia, para ser alimentada. Así nosotros, sin él, somos como ramas desgajadas, cuyo fin es morir. Pero tengamos presente algo que, permanecer en él o no, depende de nosotros.

Luego el Señor añadió: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”. (Juan 15:5) Acá se usó el término menōn que tiene la misma raíz de meinē y meneite, y significan permanecer. Es la segunda vez que, en esta enseñanza, el Señor aconseja a permanecer en él. Fuera de él es imposible dar frutos para DIOS.

En el verso 6, el Señor explica que pasaría de no permanecer en él. El que en mí no permanece, será techado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Sin duda esta es una clara alusión al infierno. Quien se sale del Señor y no es hallado en él, es echado en el infierno. Por ello Pablo dijo que cuanto era para él ganancia, lo tenía como basura, a fin de ser hallado en él (Filipenses 3:9). “Y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe del Ungido, la justicia que es de Dios por la fe”.

Luego el Señor concluye diciendo: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”. (Juan 15:7.8) Solo permaneciendo en él, es posible llevar fruto para DIOS, como ya dijimos, pero acá hay algo más. Permaneciendo en él es posible recibir respuestas a nuestras peticiones.

Claro que esto no debe ser malinterpretado, porque no se trata de pedir bienes y satisfacciones propias, sino que aquello que redunda en frutos para DIOS. Así que, si se trabaja en la obra del Señor y se permanece en él, lo que se pida en función de ese trabajo, será contestado.

Permanezcamos pues en él, para que podamos hacer.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ámale, porque él es digno de ello. 

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