EL EVANGELIO ETERNO - CLASE 18 - ISHTAR, ISIS, SEMIRAMIS Y LA MARÍA CATÓLICA

 EL EVANGELIO ETERNO

Clase 18: La Influencia de Babilonia en el mundo

El culto a Ishtar, Isis y Semiramis y su transformación a la diosa babilónica María.

 

Continuamos transmitiendo el recuento cronológico, de la influencia babilónica en nuestro mundo que, ha procurado, provocar que las gentes ignoren al ÚNICO y VERDADEO DIOS. El Padre YAHWEH.

 

En estudios previos hemos presentado la progresión de los dioses, especialmente al dios sol, el cual ha sido, quizá, el más adorado en toda la tierra, el cual la iglesia católica, le rinde especial culto.

 

En esta oportunidad, hablaremos de Ishtar, Isis y Semiramis, diosas que con el devenir del tiempo, se convirtieron en la María babilónica, adorada por la iglesia romana. Acá presento algunos estudios recopilados, que nos pueden a ayudar a comprender mejor esto.

 

ISHTAR, ISIS Y MARÍA

Para algunos investigadores, la forma lingüística de Astoret/Astarot tiene sus raíces en la diosa acadia/babilónica Ishtar (de donde proviene el nombre de Ester; Est. 2:5-7). Ishtar era la diosa babilónica del amor (sexual) y la guerra, de la vida y la fertilidad; se asocia con el planeta Venus y con la constelación de Virgo, y por eso se dice de ella, que es la diosa «eterna y siempre virgen».


 

Semiramis y Tammuz:

En la religión cananea Ashera, conocida también con el título de la «reina del cielo» se relacionaba con el dios «El», con «Baal» y «Astarte». El y Ashera son los dioses engendradores, de los cuales saldría Baal, dios del sol, la lluvia y la guerra. Él, era representado como un toro, pero Baal como un becerro. Esta «familia divina» estaba ligada a los ciclos solares y lunares, a las estaciones y a las cosechas.


Pero el culto a la «diosa madre» o «reina del cielo» puede ser trazado a la historia de la reina de Babel Semiramis y su ilegítimo hijo Tammuz, a quien hizo declarar dios y la re-encarnación de su esposo Nimrod (Gén. 10:8-12). La reina Semiramis creó todo un culto alrededor de su hijo-dios Tammuz y de ella misma.

 

Luego el culto a la «reina del cielo» evolucionó a la adoración de Ishtar, diosa asirlo-babilónica (cuya homóloga era la sumeria Innana, también conocida como Ninnanna o «reina del cielo»), relacionada a la fertilidad, el amor erótico y la guerra. Ishtar, aunque tuvo relaciones con muchos dioses amantes, incluso Tammuz, mantenía su virginidad y por eso también se la llama «la siempre virgen», posiblemente por su relación astral con Venus, como «la estrella de la mañana», y la constelación de Virgo (Virgen).

Tanto Ishtar (Babilonia), Innana (Sumeria), Afrodita (Grecia) y Venus (Roma) están ligadas al planeta Venus, la constelación de Virgo y al culto solar-lunar. Recordemos que el planeta Venus aparece como una estrella tanto al amanecer junto al sol como al atardecer junto a la luna, y de allí surge su adjetivo como «reina del cielo».


Pero una diosa menos conocida y, no menos importante, en el desarrollo histórico-religioso del culto a la «reina del cielo» y al «dios sol», es Tanit. Ella, al igual que el resto de las figuras divinas maternales, tuvo su origen en Mesopotamia (cuna de la idolatría mundial), y de allí pasó a Egipto y, más tarde, a algunas zonas de lo que hoy se conoce como España (Cartagena e Ibiza) y el antiguo reino de Cartago, de donde se esparció por todas las costas del Mediterráneo. Tanit también se relacionaba con el culto al dios solar Baal. Los símbolos con los que se identifica a Tanit son la media luna, el disco solar (al igual que Isis), la paloma (luna), la granada (fertilidad), y el león (guerra).

Y por último todo este desarrollo histórico-religioso nos lleva al culto a la diosa solar egipcia Isis, también llamada como sus predecesoras como la «diosa madre», «madre de los dioses» y «diosa de las pirámides». Su nombre egipcio era «Ast», que se traduce como «trono». El nombre Isis proviene del idioma griego.

 

Isis y Horus – María y Jesús



Isis es la hija de Ra dios egipcio del sol, diosa de la fertilidad, diosa de la maternidad, la gran diosa madre y la gran maga. El culto a Isis fue ampliamente propagado y aceptado en la Roma pre-cristiana.

 

LA BABILONIA ROMANA Y EL CULTO A LOS dioses.

Este culto a Isis, la diosa madre o reina de los cielos, tan popular en Roma, así como a Diana en Éfeso, pavimentaron el terreno, para que siglos después, bajo el imperio romano «cristiano», el clero católico elaborara con acrobacia teológica, sus dogmas marianos como:

1.      la maternidad divina de María (Concilio de Éfeso año 431 d.C.),

2.      la virginidad perpetua de María (Concilio de Letrán, año 649 d.C.),

3.      la inmaculada concepción de María (en el Vaticano, año 1854 d.C.), y

4.      la ascensión de María (en el Vaticano, año 1950 d.C.).

La declaración hecha o forjada por el papa Pío IX, junto con la curia católico-romana sobre la «inmaculada concepción de María», en 1854, tiene su milenaria trayectoria que nos lleva de vuelta, a la cuna de las religiones idolátricas del mundo: Babilonia.

 

Este antiguo culto a la «diosa madre» y a la «reina del cielo» ha tenido gran influencia y expansión a través de los siglos y a todas las naciones, llegando aún a influir profundamente a lo que hoy conocemos como el cristianismo católico romano y aún el ortodoxo-oriental. Y hemos visto la estrecha relación que hay entre este culto astral (Luna, Venus, Virgo) y el culto al dios sol, que en él se resume todo, como bien lo describió el apóstol Pablo en su carta a los romanos:


«Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos.
Amén» (Romanos 1:21-25)

 

MARÍA ISIS

A lo largo de los textos del Antiguo Egipto, Isis se llama María Isis.

El origen de la palabra María se encuentra en el Antiguo Egipto, donde la palabra escrita era MR (las vocales a e y se añadieron por los estudiosos modernos para ayudar a pronunciar la lengua antigua), que significa la amada.

La palabra María es una de las palabras más repetidas en los textos del Antiguo Egipto. Fue utilizada como un adjetivo (epíteto) antes de nombres de personas, neteru (dioses, diosas), etc.

Del mismo modo nos encontramos con que el nombre de María se da a muchas mujeres en la Biblia.

Las dos mujeres más cercanas a Yahshúa, fueron llamadas María, su madre y María Magdalena.

 

DIVINA E INMACULADA CONCEPCIÓN

Satanás, conocedor de lo que habría de suceder siglos después, introdujo en el mundo a partir del antiguo Egipto, basado en una leyenda, el concepto del nacimiento milagroso del Mesías sin mediar contacto sexual. En aquel momento, a partir de la leyenda, se dijo que Isis habría concebido a su hijo Horus, después de la muerte de su marido Osiris.

La palabra para Mesías surgió también del Hebreo y Arameo Mashih, que en su forma como verbo MeSHeH., significa ungir. Esta palabra es de origen egipcio, donde MeSSeH [la letra s en egipcio es equivalente a sh en hebreo y arameo] significaba el ritual de unción de reyes del Antiguo Egipto con la grasa de los cocodrilos, como era la tradición con todos los reyes del Antiguo Egipto desde al menos 2700 AEC.

La unción era un ritual de la coronación del rey egipcio. De este modo el Cristo/Mesías significa el ungido, que es el rey.

 

Cuenta la leyenda que, esta Isis, fue capaz de concebir sin la impregnación masculina, después de que la muerte de su marido se incrustó en el Antiguo Egipto, desde sus períodos más remotos.

La concepción divina, se encuentra en los hallazgos más antiguos recuperados de Egipto, de hace más de 5.000 años.

El pensamiento egipcio de la divina concepción, afirma que fue una inmaculada concepción, es decir, perfectamente limpia y pura.

Ese ideal de la virginidad y la pureza, era una piedra angular de las tradiciones del Antiguo Egipto. Esto fue representado como mujeres del Antiguo Egipto llevando un tocado de buitre.

 

La elección del buitre para este papel femenino, en particular, es porque se supone que el buitre es particularmente ferviente, en el cuidado de sus crías.

No existe contacto físico sexual entre buitres machos y hembras. El buitre hembra se impregna a sí misma, exponiéndose para recibir las semillas masculinas, cargadas por los vientos. Por lo tanto, el buitre es un símbolo del nacimiento virginal.

 

LA VIRGEN MADRE DE “DIOS”

La concepción en Isis, de Horus, por ningún hombre viviente, es la versión más antigua documentada de la inmaculada concepción. Ella siempre fue venerada como la Virgen Madre.

 


Varios de sus atributos en los textos del Antiguo Egipto, describen a Isis como: “La madre de dios, cuyo hijo es el señor de la tierra”.

El papel de Isis en la Historia del Modelo Egipcio y, la historia de la Virgen María, son sorprendentemente similares, ya que ambas fueron capaces de concebir sin la impregnación de un hombre, y, como tal, Isis fue venerada como la Virgen Madre.

 

En el sexto siglo a.C. la estatua de Isis y su hijo, ahora en el Museo de Turín, inspiró al pintor Masaccio del siglo 15, en su presentación de la Virgen y el Niño. Esta imagen era abundante en los artefactos del Antiguo Egipto. Podemos encontrar fácilmente una o varias de estas estatuas en museos de todo el mundo.

 

MARÍA ISIS Y EL NIÑO SE REFUGIAN EN EGIPTO

En la alegoría de Egipto la historia de Isis, cuenta que cuando el Malvado Seth, escuchó sobre el nuevo niño Horus, Seth fue a matar al recién nacido.

 

Al enterarse de que el tirano malvado Seth venía, se le dijo a Isis que lo llevara a un lugar apartado en las marismas del delta del río Nilo.

Lo que paso con Isis es sorprendentemente similar a la historia de la Biblia en la que Herodes, al oír sobre el nacimiento del Jesús bíblico, se dispuso a destruir todos los varones recién nacidos.

En el Nuevo Testamento el ángel del Señor le dice a José: “Levántate, y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto”.

 

EL DIVINO SACRIFICIO

En el Antiguo Egipto, la deidad madre, Isis, tenía un hijo que, en la forma de un toro, era sacrificado anualmente con el fin de asegurar el ciclo de las estaciones y la continuidad de la Naturaleza.

De acuerdo con las prácticas actuales, los autores antiguos afirmaron que era la madre la que era elegida, para producir un ternero con determinadas cualidades. Él era El Toro de su madre, por así decirlo.

Heródoto, al describirlo, dice:

“Apis, también llamado Épafo, es un novillo, cuya madre no puede tener otro descendiente, y que los egipcios reportan que concibe de los rayos enviados del cielo, y así produce el dios — toro Apis”.

 

Las connotaciones religiosas de este sacrificio, son un eco de un sacrificio en el Sacramento, donde se nos recuerda la muerte de Cristo para que la humanidad se salve. En esencia, se trata de un auténtico drama religioso, en el que como en la misa católica, un dios es adorado y sacrificado.

Uno de los rituales más importantes de las fiestas anuales egipcias desde la antigüedad es el sacrificio ritual del toro, lo que representa la renovación de las fuerzas cósmicas a través de la muerte y resurrección del dios toro.

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