EL EVANGELIO ETERNO - Babilonia

 EL EVANGELIO ETERNO:

Lección 13. Las Ciudades de Nimrod.

Las Sagradas Escrituras dicen, con relación a las ciudades que fundó Nimrod:

Este fue vigoroso cazador delante de Jehová; por lo cual se dice: Así como Nimrod, vigoroso cazador delante de Jehová. Y fue el comienzo de su reino Babel, Erec, Acad y Calne, en la tierra de Sinar. De esta tierra salió para Asiria, y edificó Nínive, Rehobot, Cala y Resén entre Nínive y Cala, la cual es ciudad grande.
(Génesis 10:9-12)

Dice el texto que la primera ciudad fundada por Nimrod fue Babel. Su nombre proviene de lo ocurrido en la llanura del Sinar, cuando Dios confundió las lenguas, para que no pudieran entenderse entre ellos y, no pudieran continuar la construcción de la torre.

De la página online Biblia.work tomamos el siguiente estudio:

<El territorio en el SO de Asia, actualmente el S de Irak, que obtuvo su nombre de la ciudad capital, *Babilonia (Ciudad de). También se lo llamaba *Sinar (Gn. 10.10; 11.2; Is. 11.11; Jos. 7.21, °VRV2 “babilónico”) y, más tarde, “la tierra de los caldeos” (Jer. 24.5; Ez. 12.13). En la época más remota llevaba el nombre de *Sinar (Gn. 10.10), para las regiones del N, y Sumer para la región aluvial del S y las ciénagas que bordean el golfo Pérsico; un territorio que posteriormente se llamó estrictamente “Caldea”, término aplicado a todo el país después del surgimiento dé la dinastía “caldea” (véase I.h, inf.).

Por ello a los babilonios (benê bāel,‘hijos de Babilonia’) se les llama también caldeos (Ez. 23.15, 17, 23). Babilonia, regado por los ríos Tigris y Éufrates, era probablemente el lugar del Edén (Gn. 2.14) y de la torre de *Babel, y la tierra a donde fueron llevados al exilio los judíos.

Este pequeño territorio llano de unos 20.000 km² estaba limitado al N por Asiria (Samarra-Jebel Hamrín como límite), en el E por los montes que bordean Elam, en el O por el desierto arábigo, y en el S por las costas del golfo Pérsico.

Se discute todavía si la línea de la costa mencionada ha cambiado apreciablemente desde épocas antiguas (Geographical Journal 118, 1952, pp. 24–39; cf. JAOS 95, 1975, pp. 43–57). Las ciudades principales, de las que Babilonia (Babel), Warka (Erec), y Agade son las primeras que se mencionan en el AT (Gn. 10.10), con Nipur, Ur, Eridu, y Lagás, se encontraban todas sobre o cerca del Éufrates>

La presencia de sociedades preadámicas, se muestran en los hallazgos arqueológicos, tal y como lo muestra la prehistoria recogida. Veamos:

Se discute mucho todavía, acerca de la relación entre los descubrimientos más tempranos en el S de la Mesopotamia y, los del N. Los tipos más primitivos de alfarería del nivel más profundo en Eridu (niveles XV-XVII) indican un asentamiento muy temprano, mientras que la alfarería encontrada encima (Haji Muhammad) es de un tipo conocido cerca de Kis y Warka que tiene afinidades con Halaf y Hassuna en el N.

La cultura preubaidana debe fecharse ca. 4000 a.C. La cultura ubaidana, que también se encuentra en el N, parece haber sido introducida por nuevos inmigrantes. No existe aún, ningún medio seguro para identificar a los habitantes de Sumer (posiblemente la SINAR bíblica), aunque del período siguiente, “protoliterario” (ca. 3100–2800 a.C.) existen casos de escritura pictográfica en tablillas de arcilla (Uruk, niveles III-IV).

Teniendo en cuenta que la lengua parece ser un sumerio primitivo no semítico, de tipo aglutinante, que utiliza nombres para ciudades más antiguas y términos técnicos de una lengua diferente, tal vez semítica, es probable que los primeros pobladores fueran semitas y sumerios, o que se encontraban entre los primeros. El arte altamente evolucionado, en alfarería, sellos, y arquitectura, se atribuye generalmente a la afluencia de sumerios, de modo que los elementos probatorios existentes indican la presencia tanto de semitas como de sumerios en esta tierra desde los primeros tiempos.

b. El período dinástico primitivo (ca. 2800–2400 a.C.)

Este período vio el advenimiento de la reyesía y la fundación de grandes ciudades. Según la lista de reyes de Sumer, ocho o diez reyes gobernaron antes del diluvio en las ciudades de Eridu, Badtibirra, Larak, Sipar, y Suruppak. El gobernador de esta última es el héroe del relato sumerio sobre el diluvio (cf. * NOÉ). El sedimento del “diluvio” descubierto por Woolley en Ur se atribuye al periodo ubaidano, y por lo tanto no se corresponde con los niveles similares descubiertos en Kis y Suruppak (protoliterario: dinástico primitivo I; cf. Iraq 26, 1964, pp. 62–82). Hubo, sin embargo, una fuerte tradición literaria sobre un *diluvio en Babilonia desde ca. 2000 a.C.

Después del diluvio “la realeza descendió nuevamente del cielo” y los gobernantes de Kis y Uruk (Erec) incluyen a Gilgamés y a Agga, los héroes de una serie de leyendas, que bien pueden ser personajes históricos. Varias ciudades-estados florecieron con centros en Uruk, Kis, Ur (tumbas reales), Lagás, Suruppak, Abu Salabikh, y hasta Mari al N. A menudo más de un gobernante poderoso procuró dominar Babilonia al mismo tiempo, y las refriegas eran frecuentes. Así la 1ª dinastía en Lagás fundada por Ur-Nanse terminó cuando Urukagina, reformador social (ca. 2351 a.C.), derrotó a Enannatum y poco después a Lugalzagesi de Umma, que se había apoderado de las ciudades de Lagás, Ur, y Uruk, estableció la primera o “proto-” dominación imperial de Sumer hasta el Mediterráneo.

c. Los acadios (ca. 2400–2200 a.C.)

Una familia semítica fuerte fundó una nueva ciudad en Agade y más o menos al mismo tiempo puede haber restaurado la ciudad de Babilonia. Esta dinastía “acádica” o sargónide (2371–2191 a.C.), así llamada por el nombre de su fundador Sargón ideó una nueva técnica de guerra con el arco y la flecha, y pronto derrotó al déspota Lugalzagesi de Umma, Kis y Uruk con el fin de obtener todo Sumer.

Este rey llevó sus armas hasta el Mediterráneo y Anatolia. Su autoridad ampliamente extendida la mantuvo su nieto Naram-Sin hasta que los gutios de las montañas del E saquearon la región N de Babilonia (2230–2120 a.C.) y mantuvieron el control de la economía hasta que fueron vencidos por una coalición dirigida por Utuhegal de Uruk.

Su gobierno fue, no obstante, más bien local y más fuerte al E del río Tigris. Lagás bajo su ensi, o gobernante, Gudea (2150 a.C.), se mantuvo independiente y dominó Ur y las ciudades meridionales. Gudea extendió gradualmente su territorio y amplió sus expediciones hasta Siria (EBLA) con el fin de obtener madera, piedras preciosas y metales, y así aumentó la prosperidad de su ciudad. El renacimiento o “edad de oro” sumerio que siguió se caracterizó por su riqueza económica y artística.

(TERRITORIO E IMPERIO)

El territorio en el SO de Asia, actualmente el S de Irak, que obtuvo su nombre de la ciudad capital, *Babilonia (Ciudad de). También se lo llamaba *Sinar (Gn. 10.10; 11.2; Is. 11.11; Jos. 7.21, °VRV2 “babilónico”) y, más tarde, “la tierra de los caldeos” (Jer. 24.5; Ez. 12.13). En la época más remota llevaba el nombre de *Sinar (Gn. 10.10), para las regiones del N, y Sumer para la región aluvial del S y las ciénagas que bordean el golfo Pérsico; un territorio que posteriormente se llamó estrictamente “Caldea”, término aplicado a todo el país después del surgimiento dé la dinastía “caldea” (véase I.h, inf.). Por ello a los babilonios (benê bāel,hijos de Babilonia) se les llama también caldeos (Ez. 23.15, 17, 23). Babilonia, regado por los ríos Tigris y Éufrates, era probablemente el lugar del Edén (Gn. 2.14) y de la torre de *Babel, y la tierra a donde fueron llevados al exilio los judíos.

Este pequeño territorio llano de unos 20.000 km² estaba limitado al N por *Asiria (Samarra-Jebel Hamrín como límite), en el E por los montes que bordean *Elam, en el O por el desierto arábigo, y en el S por las costas del golfo Pérsico. Se discute todavía si la línea de la costa mencionada ha cambiado apreciablemente desde épocas antiguas (Geographical Journal 118, 1952, pp. 24–39; cf. JAOS 95, 1975, pp. 43–57). Las ciudades principales, de las que Babilonia (Babel), Warka (Erec), y Agade son las primeras que se mencionan en el AT (Gn. 10.10), con Nipur, Ur, Eridu, y Lagás, se encontraban todas sobre o cerca del Éufrates,

I. Historia

a. Prehistoria

Se discute mucho todavía acerca de la relación entre los descubrimientos más tempranos en el S de la Mesopotamia y los del N. Los tipos más primitivos de alfarería del nivel más profundo en Eridu (niveles XV-XVII) indican un asentamiento muy temprano, mientras que la alfarería encontrada encima (Haji Muhammad) es de un tipo conocido cerca de Kis y Warka que tiene afinidades con Halaf y Hassuna en el N. La cultura preubaidana debe fecharse ca. 4000 a.C. La cultura ubaidana, que también se encuentra en el N, parece haber sido introducida por nuevos inmigrantes. No existe aun ningún medio seguro para identificar a los habitantes de Sumer (posiblemente la * SINAR bíblica), aunque del período siguiente, “protoliterario” (ca. 3100–2800 a.C.) existen casos de escritura pictográfica en tablillas de arcilla (Uruk, niveles III-IV). Teniendo en cuenta que la lengua parece ser un sumerio’primitivo no semítico, de tipo aglutinante, que utiliza nombres para ciudades más antiguas y terminos técnicos de una lengua diferente, tal vez semítica, es probable que los primeros pobladores fueran semitas y sumerios, o que se encontraban entre los primeros. El arte altamente evolucionado, en alfarería, sellos, y arquitectura, se atribuye generalmente a la afluencia de sumerios, de modo que los elementos probatorios existentes indican la presencia tanto de semitas como de sumerios en esta tierra desde los primeros tiempos.

 

b. El período dinástico primitivo (ca. 2800–2400 a.C.)

Este período vio el advenimiento de la reyesía y la fundación de grandes ciudades. Según la lista de reyes de Sumer, ocho o diez reyes gobernaron antes del diluvio en las ciudades de Eridu, Badtibirra, Larak, Sipar, y Suruppak. El gobernador de esta última es el héroe del relato sumerio sobre el diluvio (cf. * NOÉ). El sedimento del “diluvio” descubierto por Woolley en Ur se atribuye al periodo ubaidano, y por lo tanto no se corresponde con los niveles similares descubiertos en Kis y Suruppak (protoliterario: dinástico primitivo I; cf. Iraq 26, 1964, pp. 62–82). Hubo, sin embargo, una fuerte tradición literaria sobre un *diluvio en Babilonia desde ca. 2000 a.C.

Después del diluvio “la realeza descendió nuevamente del cielo” y los gobernantes de Kis y Uruk (Erec) incluyen a Gilgamés y a Agga, los héroes de una serie de leyendas, que bien pueden ser personajes históricos. Varias ciudades-estados florecieron con centros en Uruk, Kis, Ur (tumbas reales), Lagás, Suruppak, Abu Salabikh, y hasta Mari al N. A menudo más de un gobernante poderoso procuró dominar Babilonia al mismo tiempo, y las refriegas eran frecuentes. Así la 1ª dinastía en Lagás fundada por Ur-Nanse terminó cuando Urukagina, reformador social (ca. 2351 a.C.), derrotó a Enannatum y poco después a Lugalzagesi de Umma, que se había apoderado de las ciudades de Lagás, Ur, y Uruk, estableció la primera o “proto-” dominación imperial de Sumer hasta el Mediterráneo.

c. Los acadios (ca. 2400–2200 a.C.)

Una familia semítica fuerte fundó una nueva ciudad en Agade y más o menos al mismo tiempo puede haber restaurado la ciudad de Babilonia. Esta dinastía “acádica” o sargónide (2371–2191 a.C.), así llamada por el nombre de su fundador *Sargón ideó una nueva técnica de guerra con el arco y la flecha, y pronto derrotó al déspota Lugalzagesi de Umma, Kis y Uruk con el fin de obtener todo Sumer. Este rey llevó sus armas hasta el Mediterráneo y Anatolia. Su autoridad ampliamente extendida la mantuvo su nieto Naram-Sin hasta que los gutios de las montañas del E saquearon la región N de Babilonia (2230–2120 a.C.) y mantuvieron el control de la economía hasta que fueron vencidos por una coalición dirigida por Utuhegal de Uruk. Su gobierno fue, no obstante, más bien local y más fuerte al E del río Tigris. Lagás bajo su ensi, o gobernante, Gudea (ca. 2150 a.C.), se mantuvo independiente y dominó Ur y las ciudades meridionales. Gudea extendió gradualmente su territorio y amplió sus expediciones hasta Siria (* EBLA) con el fin de obtener madera, piedras preciosas y metales, y así aumentó la prosperidad de su ciudad. El renacimiento o “edad de oro” sumerio que siguió se caracterizó por su riqueza económica y artística.

d. 3ª dinastía de Ur (2113–2006 a.C.)

Después del reinado de Utuhegal de Uruk y Namahani, yerno de Gudea, en Lagás, Ur volvió a ser el centro del poder. Ur-Nammu (2113–2096 a.C.) reedificó la ciudadela con su zigurat y sus templos en *Ur y en Uruk, Isín, y Nipur levantó estatuas de sí mismo en los templos que eran controlados por personas nombradas por él. Gradualmente Ur extendió su influencia hasta Asur y Biblos, y por un tiempo se les reconoció honores divinos a sus sucesores, lo cual se representaba en los monumentos y sellos mediante una especie de cobertura con cuernos para la cabeza, que representaba la divinidad (C. J. Gadd, Ideas of Divine Rule in the Ancient Near East, 1944). Honores similares parecen habérsele tributado a Naram-Sin antes. Muchos miles de documentos revelan la administración y la religión de este período, cuando Ur comerciaba con lugares tan distantes como la India. El fin llegó tras severos períodos de hambre, y los gobernantes sumerios fueron desplazados por invasores de Elam y por grupos semíticos seminómades de los desiertos occidentales. Es posible que la migración de Taré y Abraham (Gn. 11.31) tuviera lugar en esta época de cambio en la fortuna de Ur.

e. Los amorreos (2000–1595 a.C.)

Los territorios anteriormente controlados por Ur fueron divididos entre los jefes locales de Asur, Mari sobre el Éufrates superior, y Esnunna. Isbi-Irra en Isín y Naplanum en Larsa establecieron gobiernos independientes, dividiendo así la lealtad de los sumerios, que anteriormente estaban unidos. Luego Kudurmabug de Yamutbal, al E del río Tigris, puso a su hijo Warad-Sin como gobernador de Larsa. Fue seguido por Rim-Sin, que se hizo cargo de Isín pero no logró afianzarse debido al creciente poder de la ciudad de Babilonia, donde una serie de gobernadores vigorosos de la 1ª dinastía (amorrea) de dicha ciudad (1894–1595 a.C.) ejercieron el poder. El sexto de la línea, *Hamurabi (1792–1750 a.C., según la *cronología más aceptada), finalmente derrotó a Rim-Sin y por el resto de la década de su reinado gobernó desde el golfo Pérsico hasta *Mari, donde derrotó a Zimrilim, un semita que antes había echado a Yasmah-Adad, hijo de Samsi-Adad I de Asiria. A pesar de esta victoria, Hamurabi no era tan poderoso como su tocayo en Alepo, y las cartas de Mari, que ofrecen un panorama notable de la diplomacia, el comercio, la historia, y la religión de aquellos tiempos, demuestran que no sometió Asiria, Esnunna, ni otras ciudades en Babilonia (* ARQUEOLOGÍA). Las relaciones entre la ciudad de Babilonia, Elan, y el O en esta época hacía posible una coalición tal como la que se describe en Gn. 14. Con el deterioro de la influencia sumeria el creciente poder de los semitas recibió realce dado .el lugar otorgado a Marduk (* MERODAC) como el dios nacional, y esto alentó a Hamurabi para que revisara las leyes de la ciudad de Babilonia con el fin de dar cabida a ambas tradiciones. El texto que contiene este “código” de 282 leyes se basa en las reformas anteriores de Urukagina, Ur-Nammu, y Lipit-Istar.

f. Los casitas (1595–1174 a.C.)

La ciudad de Babilonia, como ocurrió a menudo en su historia, había de caer como consecuencia de un asalto sorpresivo del N. Alrededor del 1595 a.C. el hitita Mursili I atacó la ciudad y los casitas de las montañas del E paulatinamente se apoderaron del territorio, gobernando posteriormente desde una capital nueva (Dur-Kurigalzu) edificada por Kurigalzu I (ca. 1450 a.C.). En los siglos que siguieron el imperio babilónico se mostró débil, si bien independiente, excepto por lo que hace a breves períodos cuando estuvo bajo control asirio directo (p. ej. Tukulti-Ninurta I, 1244–1208 a.C.). Las incursiones arameas eran frecuentes, y dichas incursiones bien pueden haber dejado libres a los israelitas para establecerse en el S de la Palestina y más tarde ampliar sus fronteras bajo Salomón con poca oposición de parte de estos pueblos del desierto (* ASIRIA). Periódicamente hubo héroes nacionales que pudieron mantener algún control y el comercio en el orden local, como cuando Nabucodonosor I (1124–1103 a.C.) derrotó a Elam, pero pronto Tiglat-pileser I volvió a establecer el dominio asirio.

g. La dominación asiria (745–626 a.C.)

En la época de Nabu-nasir (Nabonasar), aproximadamente, cuyo reinado (747–735 a.C.) marcó el comienzo de una nueva era, comenzó una prolongada lucha de Babilonia para independizarse de *Asiria. Tiglat-pileser III de Asiria se proclamó “Rey de Sumer y Acad”, tomó las manos de Bel (= Marduk) y de este modo reclamó el trono en la ciudad de Babilonia en el 745 a.C., usando su otro nombre Pul(u) (1 Cr. 5.26). Quince años después tuvo que llevar el ejército asirio para luchar contra el rebelde Ukin-zer de Bit-Amuk-kani. Lo derrotó en Sapia y deportó muchos prisioneros. Un jeque rival, Marduk-apla-iddina II, del distrito del S de Bit-Yakín, le pagaba tributo a Tiglat-pileser en esta época (Iraq 17, 1953, pp. 44–50). Sin embargo, la preocupación con el sitio de *Samaria por *Salmanasar V y *Sargón II en 726–722 dio a Marduk-apla-iddina (* MERODAC-BALADÁN) su oportunidad para intrigar. Durante diez años (721–710 a.C.) mantuvo el trono en la ciudad de Babilonia, hasta que el ejército asirio atacó Der, derrotó a Humbanigas de Elam, y ocupó la ciudad. El ejército asirio se corrió hacia el S, pero Merodac-baladán fue mantenido como gobernante local. Dice mucho en favor de la diplomacia de Sargón el que lo haya retenido como súbdito leal durante el resto de su reinado.

Al morir Sargón en 705 a.C., empero, Merodac-baladán volvió a intrigar contra sus amos, y es probable que haya sido él, más bien que Ezequías, el que inició las tratativas para una alianza contra Asiria (2 R. 20.12–19; Is. 39). La oposición de Isaías estaba bien fundada, porque los babilonios mismos pusieron a su propio conciudadano Marduk-zakir-sum en el trono en el 703 a.C. Esto liberó la mano de Merodac-baladán y se hizo proclamar rey de la ciudad de Babilonia, aun cuando vivió en la ciudad más acogedora de Borsippa. Senaquerib marchó contra él, derrotó a los rebeldes y a sus aliados elamitas en batallas libradas en Cuta y en Kis, y entró en Babilonia, donde puso en el trono al proasirio Bel-ibni. Bit-Yakín fue saqueada, pero Merodac-baladán ya había huido a Elam, donde murió antes de que Senaquerib pudiera reunir una fuerza naval punitiva en el 694 a.C.

Por un tiempo Esar-hadón, hijo de Senaquerib, tuvo responsabilidades especiales como virrey en la ciudad de Babilonia, y cuando llegó al trono en 681 hizo mucho para reparar los templos de la ciudad y restablecer sus fortunas. Puede haber sido en relación con esto que temporariamente deportó allí a Manasés (2 Cr. 33.11). En razón de que los elamitas siguieron instigando a las tribus babilónicas, Esar-hadón dirigió una campaña contra los “territorios del mar” en el 678 a.C. e instaló a Naid-Marduk como jefe. En mayo de 672 Esar-hadón hizo que todos sus vasallos jurasen apoyar a su hijo Asurbanipal como príncipe heredero de Asiria, y a su hijo Samas-sum-ukín como príncipe heredero de Babilonia (Iraq 20, 1958). A su muerte en el 669 este arreglo entró en vigor y dio buen resultado bajo la influencia de la reina madre. No obstante, para el 652 a.C. el hermano gemelo en la ciudad de Babilonia se declaró en rebelión abierta contra el gobierno central, y su muerte siguió al saqueo de la ciudad en el 648. Asurbanipal atacó Elam también y capturó Susa, de donde fueron llevados prisioneros, juntamente con rebeldes babilonios, para ser ubicados en Samaria (Esd. 4.2). Kandalanu fue designado virrey de Babilonia (648–627 a.C.), mientras que *Asurbanipal mantuvo el control directo del centro religioso de Nipur. Estas preocupaciones en el S desviaron la atención de Asiria del O, y las ciudades-estados en Palestina pudieron dar pasos tendientes a obtener la independencia bajo *Josías. El final del reinado de Asurbanipal es oscuro, pero puede haber ocurrido poco después de la muerte de Kandalanu. En el interregno que siguió, las tribus locales se reunieron para apoyar al caldeo Nabopolasar contra el asirio Sin-sar-iskún.

h. El período neobabilónico (caldeo) (626–539 a.C.)

Nabopolasar, gobernador de los “territorios del mar” cerca del golfo Pérsico, era caldeo (kaldu, de donde * CALDEA), ocupó el trono en la ciudad de Babilonia el 22 de noviembre del 626, y de inmediato hizo la paz con Elam. Al año siguiente derrotó a los asirios en Sallat, y para el 623 Der se había librado de su yugo. La Crónica babilónica, la fuente principal y fidedigna para este período, guarda silencio sobre los años 623–616 a.C., época para la cual Nabopolasar había echado a los asirios hacia los ríos Éufrates y Tigris. En el 614 los medos se unieron a los babilonios para atacar Asur, y los mismos aliados, tal vez con apoyo escita, capturaron Nínive en el verano del 612 a.C., tras lo cual los babilonios persiguieron a los refugiados hacia el O. Las campañas babilónicas en Siria fueron seguidas del asalto a Harán en el 609 y de incursiones contra las tribus serranas septentrionales en 609–606 a.C. Nabopolasar, ya anciano, confió el ejército babilónico al príncipe heredero Nabucodonosor, quien luchó contra los egipcios en Kumuhi y Quramati (Éufrates superior).

En mayo-junio de 605 a.C. Nabucodonosor hizo un ataque sorpresivo a Carquemis, saqueó la ciudad, y aniquiló al ejército egipcio en Hamat. Por ello los babilonios se dedicaron a saquear toda la Siria hasta la frontera con Egipto, pero no parecen haber invadido la zona montañosa de Judá (2 R. 24.7; Jos., Ant. 10.6; cf. Dn. 1.1). Joacim, vasallo de Necao II, se sometió a Nabucodonosor, quien se llevó rehenes, incluido Daniel, a Babilonia. Mientras estaba en Palestina, Nabucodonosor tuvo conocimiento de la muerte de su padre (15 de agosto de 605 a.C.) y de inmediato cruzó el desierto para “tomar las manos de Bel”, y de este modo reclamar el trono, el 6 de setiembre de 605 a.C.

En el 604 a.C. Nabucodonosor recibió el tributo de “todos los reyes del territorio hatti (siropalestino)”, entre los que debe haber estado Joacim. Ascalón, empero, se negó y fue saqueada, hecho que tuvo profunda repercusión sobre Judá (Jer. 47.5–7). Una carta aramea pidiendo auxilio al faraón para defenderse del ejército babilónico que avanzaba puede referirse a dicha época (cf. DOTT, pp. 251–255). En el 601 los babilonios lucharon contra los egipcios, y ambas partes sufrieron grandes pérdidas; los babilonios no volvieron a salir durante el año siguiente, con el fin de reacondicionar su ejército. Probablemente fue como resultado de esto que Joacim, desoyendo a Jeremías (Jer. 27.9–11), transfirió su lealtad a Necao II después de haber estado sometido a Babilonia durante tres años (2 R. 24.1).

Como preparación para realizar futuras campañas el ejército babilónico atacó a las tribus árabes en 599/8 (Jer. 49.28–33). En el mes de Quisleu de su séptimo año (dic. de 598) Nabucodonosor sacó su ejército una vez más y, según la Crónica babilónica, “sitió la ciudad de Juda, capturándola en el segundo día de Adar. Capturó a su rey, designó un gobernante elegido por él y, habiendo tomado muchos despojos de la ciudad, lo mandó todo a Babilonia” (MB 21946). La caída de Jerusalén el 16 de marzo de 597, la captura de Joaquín, la designación de Matanías-Sedequías, y el comienzo del exilio judío están, por lo tanto, registrados como en el AT (2 R. 24.10–17; 2 Cr. 36.8–10).

Al año siguiente Nabucodonosor parece haber marchado contra Elam (cf. Jer. 49.34–38). La Crónica babilónica está trunca a partir del 595 a.C., pero Jeremías (52.3ss; 2 R. 25.7) registra otras operaciones babilónicas contra Judá cuando se rebeló Sedequías. Jerusalén fue destruida en 587 a.C. y otra deportación tuvo lugar en 581 (2 R. 25.8–21), con lo cual Judá quedó como provincia dependiente bajo Gedalías (w. 22–26). Hay un texto babilónico que ofrece un vistazo de una invasión a Egipto en 568–7 a.C. (Jer. 46). El exiliado Joaquín, a quien se menciona en tablillas para raciones encontradas en Babilonia (fechadas 595–570 a.C.), fue tratado favorablemente por el sucedor de Nabucodonosor, Amel-Marduk (* EVIL-MERODAC, 562–560 a.C.; 2 R. 25.27). Este rey fue asesinado por el yerno de Nabucodonosor, Neriglisar (* NERGAL-SAREZER, 560–556 a.C.), que hizo campañas en Cilicia con el objeto de detener el naciente poderío de Lidia. Su hijo, Labasi-Marduk, reino sólo 9 meses hasta que Nabonido tomó el trono e inmediatamente marchó a Cilicia, donde, según Herodoto, medió entre Lidia y Media. Está última luego amenazó la Babilonia imperial, de la que Nabonido fue expulsado debido a que el pueblo no quiso aceptar sus reformas. Hizo campañas en Siria y el N de Arabia, donde vivió en Tema por diez años mientras su hijo *Belsasar actuaba como corregente en la ciudad de Babilonia. Alrededor del 544, cuando su pueblo y los reyes de Arabia, Egipto, y los medos adoptaron una actitud favorable, Nabonido regresó a su capital (AS 8, 1958), pero para esa época el país estaba debilitado y dividido.

i. Los Aqueménidas (539–332 a.C.)

Ciro, que se había apoderado de Media, Persia, y Lidia, entró en la ciudad de Babilonia el 16 de octubre de 539 a.C., después que la hubo capturado su general Gobrias. El curso del río Eufrates había sido desviado en Opis para permitir que los invasores penetraran las defensas a lo largo del río seco. Belsasar fue muerto (Dn. 5.30) y Nabonido fue exiliado a Carmania. El criterio de considerar a *Darío el medo como Ciro (según Dn. 6.28) o como Gubaru no deja de ser una posibilidad.

El reinado de Ciro en la ciudad de Babilonia (539–530 a.C.) fue justo y favorable para con los judíos, cuyo retorno del exilio alentó (Esd. 1.1–11; cf. Is. 44.24–28; 45.13; Mi. 5). Por un lapso breve su hijo Cambises actuó como corregente hasta que murió su padre peleando en las montañas del NE. Invadió Egipto, pero su muerte (522 a.C.) provocó una insurreccion, y los que pretendían el trono se apoderaron del mismo (AJSL 58, 1941, pp. 341ss), hasta que en dic. de 522 Darío I restableció la ley y el orden. Durante su reinado (522–486 a.C.) permitió a los judíos que reedificasen el templo en Jerusalén bajo Zorobabel (Esd. 4.5; Hag. 1.1; Zac. 1.1).

En adelante la tierra de Babilonia fue gobernada por reyes de *Persia; Jerjes (* ASUERO, 486–470 a.C.), Artajerjes I (464–423 a.C.) y Darío II (423–408 a.C.), quien podría ser el “Darío el persa” nombrado así en Neh. 12.22, para distinguirlo de “Darío el medo”.

Después de la captura de Babilonia, la que planeaba reedificar, Alejandro III (Magno) gobernó la ciudad (331–323 a.C.) y fue seguido por una línea helenística; Felipe Arrideo (323–316 a.C.) y Alejandro IV (316–312 a.C.). El país pasó luego a manos de los Seléucidas (312–64 a.C.) y luego a los partos (arsácidas) y sasanios hasta su conquista por los árabes en el 641 d.C.

Desde el período neobabilónico en adelante hubo una cantidad de asentamientos judíos en Babilonia, que mantenían vínculos con Judea (Hch. 2.9), y después de la caída de Jerusalén en el año 70 d.C. tuvieron influencia en relación con la diáspora.

II. Religión

A partir del 3º milenio a.C. se compilaron listas de nombres de deidades con sus títulos, epítetos, y templos. Si bien en la versión final de la biblioteca de Ninive en el ss. VII a.C. ellas alcanzaban una cifra superior a los 2.500, muchas pueden relacionarse con deidades sumerias anteriores, asimiladas por los semitas después de la época de la 1 dinastia babilónica (ca. 1800 a.C.), de modo que el número real de deidades adoradas en cualquier período determinado era considerablemente inferior.

a. El panteón

Los dioses principales eran Anu (sumerio An) el dios celestial, con su templo pripcipal E.anna en Uruk (EREC). Se trataba de Él semítico, y su mujer Innana, o Innín, fue posteriormente confundida con Istar. Tendencias sincretistas similares pueden descubrirse con Enlil, el dios del aire, cuyos atributos fueron posteriormente asumidos por Bel (Baal) o Marduk (MERODAC). Su esposa, llamada Ninlil o Ninhursag, fue posteriormente equiparada también con Istar. La tercera deidad de la tríada suprema era Ea (sumerio Enki), ‘señor de las aguas profundas’, dios de la sabiduría y, por ello, particularmente favorable para con la humanidad, por la que intercedía y a la que reveló los medios para conocer el pensamiento de los dioses valiéndose de la adivinación. Su templo É.abzu estaba en Eridu, y su mujer llevaba los nombres de Dam-gal, Nin-mah, o Damkina, la gran esposa de la tierra y el cielo.

Entre las otras deidades principales se encontraba la Istar semítica, al principio quizá una deidad masculina (cf. ár. ˓Athtar). Pero luego, al asumir los poderes de Innana por el mismo procedimiento del sincretismo, Istar se convirtió supremamente en la diosa del amor y en la heroína de la guerra. Se consideraba que era hija de Sin. Sin, el dios luna babilónico (sum. su˒en) era adorado junto a su mujer Ningal en templos de Ur y Haran. Se afirmaba que era hijo de Anu o de Enlil. Samas, cuya mujer Aya también fue considerada más tarde como una forma de Istar, era el sol en su fuerza (sum. utu), el hijo de Sin, el dios del poder, la justicia, y la guerra. Sus templos principales (É.babbar, ‘la casa del sol’) se encontraban en Sippar y Larsa, si bien, como en el caso de todas las deidades principales, su culto se perpetuó en santuarios en otras ciudades también.

Adad, de origen semita occidental, era el dios de las tormentas, el Addu o *Hadad cananeo-arameo. Nergal y su mujer Ereskigal gobernaban el mundo inferior, y por lo tanto era el señor de las plagas (Irra), las fiebres, y las dolencias. Con el surgimiento de los amorreos el culto de Marduk (sum. amar.utu, ‘el toro joven del sol’ [?]), el hijo mayor de Enki, adquirió preponderancia en la ciudad de Babilonia. El poema épico de la creación (enuma eliš) es una pieza relativa a la creación del universo y del orden restaurado por Marduk, cuyos 50 títulos se mencionan.

Nabu (* NEBO), dios de la ciencia y de la escritura, tenía su templo (É.zida) en muchas ciudades, incluyendo *Nínive, *Cala, y Borsippa. Muchas deidades eran de importancia en ciertas localidades. Así Asur (an.šar) se convirtió en el dios nacional de Asiria. Amurru (mar.tu, ‘el oeste’), que se equipara con Anu, Sin, y Adad, era una deidad semítica occidental como lo era Dagón (TAMUZ). Dummuzi era un dios de la vegetación cuya muerte, pero no su resurrección, forma el tema de un mito de Istar. Ninurta era el dios babilónico y asirio de la guerra y la caza (que tal vez se refleje en el * NIMROD bíblico).

El mundo superior estaba poblado por dioses Igigu, y el inferior por Annunaku. Todo el reino espiritual y material estaba regulado por leyes (me) divinas, de las que se conocen más de cien, que van desde “deidad” hasta “victoria” y “un instrumento musical”, e. d. rasgos y complejos culturales. Los dioses eran inmortales pero tenían poder limitado. Los mitos, en los que figuran pocas deidades principales, ilustran su carácter antropomórfico y la concepción de que todo objeto (p. ej. una piedra) está imbuido de “vida”. Los espíritus y los demonios abundan. Los sumerios procuraron resolver por diversos modos teológicos los problemas inherentes en su sistema politeísta. Así los mitos se relacionan principalmente con cuestiones tales como el origen del universo, la fundación y el gobierno del mundo, y la creación del hombre y la búsqueda de la inmortalidad, como en el poema épico del diluvio, y la relación del hombre con el mundo espiritual.

b. El sacerdocio

Había muchas clases de servidores de los templos, con el rey o gobernante como pontífice supremo en ciertas fiestas solemnes. En épocas sumerias primitivas toda la economía estaba centrada en el templo, donde el oficial principal (ênû) era “el señor del feudo”.

En el culto a Sin, la sumo sacerdotisa (entu) era generalmente una princesa real. Los sumos sacerdotes (mau) tenían muchos sacerdotes (šangu), varones de cuerpo sano y con frecuencia casados, como ayudantes. El encargado de la liturgia (urigallu) era asistido por una hueste de oficiales menores que tenían acceso al templo (ēreb bı̄ti). En el ceremonial los cantores, los salmistas, los endechadores, y los músicos ocupaban un lugar importante.

En el acercamiento del hombre al dios, muchos especialistas podían representar un papel. El exorcista (ašipu) podía sacar el espíritu malo o el hechizo con encantamientos o rituales detallados en los textos (šurpu; maqlu) que comprendían sustituciones simbólicas (kuppuru), la purificación por sacerdotes-mašmašuo por medio de los que purificaban con agua (ramku). Hay muchos documentos que describen la acción a emprender contra los espíritus malos (utukki limnūti), contra los demonios del destino (namtaru), los demonios que acosaban a las mujeres (lamaštu), o los tabúes. La extensa literatura médica del período primitivo estaba íntimamente ligada a la religión, como lo estaba la astronomía o la astrología de la dinastía “caldea” posterior. Esta última estaba basada en una equiparación de las deidades con planetas o estrellas (p. ej. Nabu = Mercurio), o con partes de los cielos (“La vía de Anu” = estrellas fijas). Otros se ocupaban de determinar la voluntad de los dioses por medio de augurios con hígados (el sacerdote-barû o “vidente), o interrogando mediante oráculos (ša˒ilu), u ofreciendo oraciones. Muchas mujeres, incluyendo prostitutas de los santuarios, estaban vinculadas a los templos (H. A. Hoffner, Orient and Occident, 1973, pp. 213–222) y en Ur se han encontrado santuarios locales donde oraban los viajeros (Iraq 22, 1960).

El servicio normal (dullu) incluía el acto de dar a los dioses algo para comer y beber. Se vestían y ornamentaban las estatuas, y se colocaban cerca figuras votivas de los fieles. Los sacrificios que se colocaban en los altares se asignaban posteriormente, en total o en parte, a los sacerdotes. A los dioses se les asignaban sus propias sillas, carros, y barcos para uso en las procesiones.

c. Fiestas

La mayoría de las ciudades y templos tenía sus propias fiestas y días sagrados. En las de Babilonia, Erec y Ur, como en Asur, Nínive, y Cala la fiesta del año nuevo (akitu) era la más destacada, y se celebraba en la primavera, pero no exclusivamente, y con diversas prácticas en diferentes centros y períodos.

En la ciudad de Babilonia las ceremonias duraban dos semanas, con numerosos ritos que incluían una procesión de dioses al templo de Marduk, la humillación y restauración del rey que luego “tomaba la mano de Bel” para conducirlo en procesión a la casa-akitu fuera de la ciudad, donde se llevaba a cabo una representación de la asamblea de los dioses, el debate y la lucha de la creación (en combate ritual [?]) y la fijación de los destinos para el año a iniciarse. A esto seguían a veces un “casamiento sacro” (el rey y la sacerdotisa representando al dios) y días de regocijo general. En esta época, como también en otros momentos del año, se recitaba el poema épico de la creación.

d. Literatura

 

La literatura babilónica ya está muy perfeccionada en las tablillas de Abu Salabikh (ca. 2800–2500 a.C.), con pruebas evidentes de que los escribas semitas copiaban textos sumerios primitivos y empleaban técnicas literarias (colofones, etc.) enseñadas habitualmente en escuelas. En el curso de su larga historia (hasta el 100 d.C.) esta literatura tuvo mucha influencia en todo el antiguo Cercano Oriente, y se han encontrado copias en Anatolia (* HITITAS), Siria (* EBLA, * UGARIT), Palestina (Meguido, Hazor, etc.), Egipto (* AMARNA), y posteriormente incluso en Grecia. Se llevaron originales o copias,, o se hicieron especialmente, para las bibliotecas reales de *Asiria en Asur, Nínive, y Cala.

 

Abarcan unos 50 poemas épicos acerca de héroes y mitos antiguos en acádico (algunos traducidos del sumerio, y relativos a la creación, el diluvio y el establecimiento de la civilización). La “literatura sapiencial” incluye composiciones acerca del “hombre y su dios”, el “Job” babilónico (ludlul bēl nēmeqi), teodiceas, discusiones, diálogos, instrucciones prácticas, proverbios, parábolas, fábulas y cuentos populares, ensayos breves, y cantos de amor. Se las encuentra también como parte del programa escolar, además de la serie de manuales necesarios para un escriba capacitado (listas de signos, silabarios, paradigmas gramaticales, libros de frases, diccionarios, y numerosas listas, p. ej. de nombres de personas y lugares).

 

La literatura “religiosa” incluye salmos, himnos, y oraciones (a los dioses y a algunos reyes), rituales, encantamientos, como también catálogos de dicha literatura, buena parte de la cual sigue perdida. La literatura “científica” cubre la medicina (prognosis, diagnosis, recetas, vade mecum, cirugía, y veterinaria), la química (principalmente la preparación de perfumes y la fabricación de vidrio), la geología (listas de piedras con color y dureza), la alquimia, la botánica (listas de plantas y drogas), y la zoología (listas de fauna). La matemática (incluyendo la geometría y el álgebra) está representada por problemas y textos prácticos y se relacionaba íntimamente también con la astronomía a través de sus tablas, textos de procedimientos, efemérides, metas anuales, almanaques y diarios. Los textos incluyen predicciones para meses intercalados a fin de mantener el *calendario.

 

En el imperio babilónico la crónica histórica estaba altamente perfeccionada; extractos tomados de ella se incluyeron en toda una serie de textos literarios (poemas épicos, “profecías dinásticas”, y diarios astronómicos). Las colecciones de leyes (pero no códigos legales) a partir del 2º milenio a.C. (p. ej. Esnunna, Hamurabi) son muy conocidas y pueden compararse con la práctica en más de un cuarto de millón de textos (legales, económicos y administrativos), además de cartas, entre ca. 3000 y 300 a.C. A partir del ss. IV a.C. las novedades incluyen los horóscopos, el zodíaco, y textos escritos en letras griegas sobre tablillas de arcilla, entre otros materiales de *escritura.

 

III. Exploración y excavación

 

Muchos viajeros, desde la época de Herodoto en el ss. V a.C., han descrito sus viajes por la tierra de Babilonia. Desde el ss. XIX d.C. el interés en la ubicación de la ciudad de Babilonia y la “torre de Babel” aumentó como consecuencia de los objetos y dibujos llevados a Europa por viajeros tales como C. J. Rich (1811–25), Ker Porter (1818) y Costin y Flandin (1841). Poco después comenzaron las excavaciones en las ciudades de Babilonia, Erec, y Borsippa (Layard, Loftus), y los buenos resultados dieron lugar a otras expediciones científicas, particularmente en Erec (Warka), *Kis, *Babilonia (Ciudad de), *Ur, Lagás y Nippur, a partir de 1850. Más recientemente las excavaciones, que continúan, han aumentado el caudal de conocimientos sobre todos los períodos, p. ej. el período dinástico primitivo: Erec (Warka), Abu Salabikh, Girsu (Telloh), Lagás (Tell Hiba) ; Ur III (Adab, Drehem y Ur) ; babilónico antiguo (Tell Harmal, Der, Sippar (Abu Habbah), Larsa, Esnunna, Umma); casita (Dur-Kurigalzu); neobabilónico (Erec, Nippur, Cuta, Sippar) y períodos posteriores (Dilbat, Seleucia). Informes y textos se publican en forma regular en las revistas Archiv für Orientforschung, Orientalia, Iraq, Sumer, Journal of Cuneiform Studies.

Las fiestas reales incluían la coronación del rey (existen textos de Ur-Nammu, Nabopolasar, etc.), la celebración de las victorias y la inaguración de alguna ciudad o templo. Las fiestas personales incluían la celebración del nacimiento, del casamiento y la instalación de niñas en la función de sacerdotisas.

 

 

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