EL EVANGELIO ETERNO - Babilonia
EL EVANGELIO ETERNO:
Lección 13. Las Ciudades de
Nimrod.
Las Sagradas Escrituras
dicen, con relación a las ciudades que fundó Nimrod:
Este fue vigoroso
cazador delante de Jehová; por lo cual se dice: Así como Nimrod, vigoroso
cazador delante de Jehová. Y fue el comienzo de su reino Babel, Erec, Acad y
Calne, en la tierra de Sinar. De esta tierra salió para Asiria, y edificó
Nínive, Rehobot, Cala y Resén entre Nínive y Cala, la
cual es ciudad grande.
(Génesis
10:9-12)
Dice
el texto que la primera ciudad fundada por Nimrod fue Babel. Su nombre proviene
de lo ocurrido en la llanura del Sinar, cuando Dios confundió las lenguas, para
que no pudieran entenderse entre ellos y, no pudieran continuar la construcción
de la torre.
De
la página online Biblia.work tomamos el siguiente estudio:
<El
territorio en el SO de Asia, actualmente el S de Irak, que obtuvo su
nombre de la ciudad capital, *Babilonia (Ciudad de). También se lo
llamaba *Sinar (Gn. 10.10; 11.2; Is. 11.11; Jos. 7.21, °VRV2 “babilónico”) y, más tarde,
“la tierra de los caldeos” (Jer. 24.5; Ez. 12.13). En la época más remota
llevaba el nombre de *Sinar (Gn. 10.10), para las regiones del N, y Sumer para
la región aluvial del S y las ciénagas que bordean el golfo Pérsico; un
territorio que posteriormente se llamó estrictamente “Caldea”, término aplicado
a todo el país después del surgimiento dé la dinastía “caldea” (véase I.h, inf.).
Por
ello a los babilonios (benê bāḇel,‘hijos de
Babilonia’) se les llama también caldeos (Ez. 23.15, 17, 23). Babilonia, regado
por los ríos Tigris y Éufrates, era probablemente el lugar del Edén (Gn. 2.14)
y de la torre de *Babel, y la tierra a donde fueron llevados al exilio los
judíos.
Este
pequeño territorio llano de unos 20.000 km² estaba limitado al N por Asiria
(Samarra-Jebel Hamrín como límite), en el E por los montes que bordean Elam,
en el O por el desierto arábigo, y en el S por las costas del golfo Pérsico.
Se
discute todavía si la línea de la costa mencionada ha cambiado apreciablemente
desde épocas antiguas (Geographical Journal 118, 1952, pp. 24–39;
cf. JAOS 95, 1975, pp. 43–57). Las ciudades principales, de
las que Babilonia (Babel), Warka (Erec), y Agade son las primeras que se
mencionan en el AT (Gn. 10.10), con Nipur, Ur, Eridu, y Lagás, se
encontraban todas sobre o cerca del Éufrates>
La
presencia de sociedades preadámicas, se muestran en los hallazgos
arqueológicos, tal y como lo muestra la prehistoria recogida. Veamos:
Se
discute mucho todavía, acerca de la relación entre los descubrimientos más
tempranos en el S de la Mesopotamia y, los del N. Los tipos más primitivos de
alfarería del nivel más profundo en Eridu (niveles XV-XVII) indican un
asentamiento muy temprano, mientras que la alfarería encontrada encima (Haji
Muhammad) es de un tipo conocido cerca de Kis y Warka que tiene afinidades con
Halaf y Hassuna en el N.
La
cultura preubaidana debe fecharse ca. 4000 a.C. La cultura ubaidana, que
también se encuentra en el N, parece haber sido introducida por nuevos inmigrantes.
No existe aún, ningún medio seguro para identificar a los habitantes de Sumer
(posiblemente la SINAR bíblica), aunque del período siguiente,
“protoliterario” (ca. 3100–2800 a.C.) existen casos de escritura pictográfica
en tablillas de arcilla (Uruk, niveles III-IV).
Teniendo
en cuenta que la lengua parece ser un sumerio primitivo no semítico, de tipo
aglutinante, que utiliza nombres para ciudades más antiguas y términos técnicos
de una lengua diferente, tal vez semítica, es probable que los primeros
pobladores fueran semitas y sumerios, o que se encontraban entre los primeros.
El arte altamente evolucionado, en alfarería, sellos, y arquitectura, se
atribuye generalmente a la afluencia de sumerios, de modo que los elementos
probatorios existentes indican la presencia tanto de semitas como de sumerios
en esta tierra desde los primeros tiempos.
b.
El período dinástico primitivo (ca. 2800–2400 a.C.)
Este
período vio el advenimiento de la reyesía y la fundación de grandes ciudades.
Según la lista de reyes de Sumer, ocho o diez reyes gobernaron antes del
diluvio en las ciudades de Eridu, Badtibirra, Larak, Sipar, y Suruppak. El
gobernador de esta última es el héroe del relato sumerio sobre el diluvio (cf.
* NOÉ). El sedimento del “diluvio” descubierto por Woolley en Ur se atribuye al
periodo ubaidano, y por lo tanto no se corresponde con los niveles similares
descubiertos en Kis y Suruppak (protoliterario: dinástico primitivo I; cf. Iraq
26, 1964, pp. 62–82). Hubo, sin embargo, una fuerte tradición literaria sobre
un *diluvio en Babilonia desde ca. 2000 a.C.
Después del diluvio
“la realeza descendió nuevamente del cielo” y los gobernantes de Kis y Uruk
(Erec) incluyen a Gilgamés y a Agga, los héroes de una serie de leyendas, que
bien pueden ser personajes históricos. Varias ciudades-estados florecieron con
centros en Uruk, Kis, Ur (tumbas reales), Lagás, Suruppak, Abu Salabikh, y
hasta Mari al N. A menudo más de un gobernante poderoso procuró dominar
Babilonia al mismo tiempo, y las refriegas eran frecuentes. Así la 1ª dinastía
en Lagás fundada por Ur-Nanse terminó cuando Urukagina, reformador social (ca.
2351 a.C.), derrotó a Enannatum y poco después a Lugalzagesi de Umma, que se
había apoderado de las ciudades de Lagás, Ur, y Uruk, estableció la primera o
“proto-” dominación imperial de Sumer hasta el Mediterráneo.
c. Los acadios (ca.
2400–2200 a.C.)
Una
familia semítica fuerte fundó una nueva ciudad en Agade y más o menos al mismo
tiempo puede haber restaurado la ciudad de Babilonia. Esta dinastía “acádica” o
sargónide (2371–2191 a.C.), así llamada por el nombre de su fundador Sargón
ideó una nueva técnica de guerra con el arco y la flecha, y pronto derrotó al
déspota Lugalzagesi de Umma, Kis y Uruk con el fin de obtener todo Sumer.
Este
rey llevó sus armas hasta el Mediterráneo y Anatolia. Su autoridad ampliamente
extendida la mantuvo su nieto Naram-Sin hasta que los gutios de las montañas
del E saquearon la región N de Babilonia (2230–2120 a.C.) y mantuvieron el
control de la economía hasta que fueron vencidos por una coalición dirigida por
Utuhegal de Uruk.
Su
gobierno fue, no obstante, más bien local y más fuerte al E del río Tigris.
Lagás bajo su ensi, o gobernante, Gudea (2150 a.C.), se mantuvo independiente y
dominó Ur y las ciudades meridionales. Gudea extendió gradualmente su
territorio y amplió sus expediciones hasta Siria (EBLA) con el fin de obtener
madera, piedras preciosas y metales, y así aumentó la prosperidad de su ciudad.
El renacimiento o “edad de oro” sumerio que siguió se caracterizó por su
riqueza económica y artística.
(TERRITORIO E IMPERIO)
El territorio en el SO
de Asia, actualmente el S de Irak, que obtuvo su nombre de la ciudad capital,
*Babilonia (Ciudad de). También se lo llamaba *Sinar (Gn. 10.10; 11.2; Is.
11.11; Jos. 7.21, °VRV2 “babilónico”) y, más tarde, “la tierra de los caldeos”
(Jer. 24.5; Ez. 12.13). En la época más remota llevaba el nombre de *Sinar (Gn.
10.10), para las regiones del N, y Sumer para la región aluvial del S y las
ciénagas que bordean el golfo Pérsico; un territorio que posteriormente se
llamó estrictamente “Caldea”, término aplicado a todo el país después del
surgimiento dé la dinastía “caldea” (véase I.h, inf.). Por ello a los
babilonios (benê bāḇel,‘hijos de Babilonia’) se les llama también caldeos (Ez. 23.15, 17, 23). Babilonia, regado por los
ríos Tigris y Éufrates, era probablemente el lugar del Edén (Gn. 2.14) y
de la torre de *Babel, y la tierra a donde fueron llevados al exilio los
judíos.
Este pequeño
territorio llano de unos 20.000 km² estaba limitado al N por *Asiria
(Samarra-Jebel Hamrín como límite), en el E por los montes que bordean *Elam,
en el O por el desierto arábigo, y en el S por las costas del golfo Pérsico. Se
discute todavía si la línea de la costa mencionada ha cambiado apreciablemente
desde épocas antiguas (Geographical Journal 118, 1952, pp. 24–39; cf. JAOS 95,
1975, pp. 43–57). Las ciudades principales, de las que Babilonia (Babel), Warka
(Erec), y Agade son las primeras que se mencionan en el AT (Gn. 10.10), con
Nipur, Ur, Eridu, y Lagás, se encontraban todas sobre o cerca del Éufrates,
I. Historia
a. Prehistoria
Se discute mucho
todavía acerca de la relación entre los descubrimientos más tempranos en el S
de la Mesopotamia y los del N. Los tipos más primitivos de alfarería del nivel
más profundo en Eridu (niveles XV-XVII) indican un asentamiento muy temprano,
mientras que la alfarería encontrada encima (Haji Muhammad) es de un tipo
conocido cerca de Kis y Warka que tiene afinidades con Halaf y Hassuna en el N.
La cultura preubaidana debe fecharse ca. 4000 a.C. La cultura ubaidana, que también
se encuentra en el N, parece haber sido introducida por nuevos inmigrantes. No
existe aun ningún medio seguro para identificar a los habitantes de Sumer
(posiblemente la * SINAR bíblica), aunque del período siguiente,
“protoliterario” (ca. 3100–2800 a.C.) existen casos de escritura pictográfica
en tablillas de arcilla (Uruk, niveles III-IV). Teniendo en cuenta que la
lengua parece ser un sumerio’primitivo no semítico, de tipo aglutinante, que
utiliza nombres para ciudades más antiguas y terminos técnicos de una lengua
diferente, tal vez semítica, es probable que los primeros pobladores fueran
semitas y sumerios, o que se encontraban entre los primeros. El arte altamente
evolucionado, en alfarería, sellos, y arquitectura, se atribuye generalmente a
la afluencia de sumerios, de modo que los elementos probatorios existentes
indican la presencia tanto de semitas como de sumerios en esta tierra desde los
primeros tiempos.
b. El período
dinástico primitivo (ca. 2800–2400 a.C.)
Este período vio el
advenimiento de la reyesía y la fundación de grandes ciudades. Según la lista
de reyes de Sumer, ocho o diez reyes gobernaron antes del diluvio en las
ciudades de Eridu, Badtibirra, Larak, Sipar, y Suruppak. El gobernador de esta
última es el héroe del relato sumerio sobre el diluvio (cf. * NOÉ). El
sedimento del “diluvio” descubierto por Woolley en Ur se atribuye al periodo
ubaidano, y por lo tanto no se corresponde con los niveles similares
descubiertos en Kis y Suruppak (protoliterario: dinástico primitivo I; cf. Iraq
26, 1964, pp. 62–82). Hubo, sin embargo, una fuerte tradición literaria sobre
un *diluvio en Babilonia desde ca. 2000 a.C.
Después del diluvio
“la realeza descendió nuevamente del cielo” y los gobernantes de Kis y Uruk
(Erec) incluyen a Gilgamés y a Agga, los héroes de una serie de leyendas, que
bien pueden ser personajes históricos. Varias ciudades-estados florecieron con
centros en Uruk, Kis, Ur (tumbas reales), Lagás, Suruppak, Abu Salabikh, y
hasta Mari al N. A menudo más de un gobernante poderoso procuró dominar
Babilonia al mismo tiempo, y las refriegas eran frecuentes. Así la 1ª dinastía
en Lagás fundada por Ur-Nanse terminó cuando Urukagina, reformador social (ca.
2351 a.C.), derrotó a Enannatum y poco después a Lugalzagesi de Umma, que se
había apoderado de las ciudades de Lagás, Ur, y Uruk, estableció la primera o
“proto-” dominación imperial de Sumer hasta el Mediterráneo.
c. Los acadios (ca.
2400–2200 a.C.)
Una familia semítica
fuerte fundó una nueva ciudad en Agade y más o menos al mismo tiempo puede
haber restaurado la ciudad de Babilonia. Esta dinastía “acádica” o sargónide
(2371–2191 a.C.), así llamada por el nombre de su fundador *Sargón ideó una
nueva técnica de guerra con el arco y la flecha, y pronto derrotó al déspota
Lugalzagesi de Umma, Kis y Uruk con el fin de obtener todo Sumer. Este rey
llevó sus armas hasta el Mediterráneo y Anatolia. Su autoridad ampliamente
extendida la mantuvo su nieto Naram-Sin hasta que los gutios de las montañas
del E saquearon la región N de Babilonia (2230–2120 a.C.) y mantuvieron el
control de la economía hasta que fueron vencidos por una coalición dirigida por
Utuhegal de Uruk. Su gobierno fue, no obstante, más bien local y más fuerte al
E del río Tigris. Lagás bajo su ensi, o gobernante, Gudea (ca. 2150 a.C.), se
mantuvo independiente y dominó Ur y las ciudades meridionales. Gudea extendió
gradualmente su territorio y amplió sus expediciones hasta Siria (* EBLA) con
el fin de obtener madera, piedras preciosas y metales, y así aumentó la
prosperidad de su ciudad. El renacimiento o “edad de oro” sumerio que siguió se
caracterizó por su riqueza económica y artística.
d. 3ª dinastía de Ur
(2113–2006 a.C.)
Después del reinado de
Utuhegal de Uruk y Namahani, yerno de Gudea, en Lagás, Ur volvió a ser el
centro del poder. Ur-Nammu (2113–2096 a.C.) reedificó la ciudadela con su
zigurat y sus templos en *Ur y en Uruk, Isín, y Nipur levantó estatuas de sí
mismo en los templos que eran controlados por personas nombradas por él.
Gradualmente Ur extendió su influencia hasta Asur y Biblos, y por un tiempo se
les reconoció honores divinos a sus sucesores, lo cual se representaba en los
monumentos y sellos mediante una especie de cobertura con cuernos para la
cabeza, que representaba la divinidad (C. J. Gadd, Ideas of Divine Rule in the
Ancient Near East, 1944). Honores similares parecen habérsele tributado a
Naram-Sin antes. Muchos miles de documentos revelan la administración y la
religión de este período, cuando Ur comerciaba con lugares tan distantes como
la India. El fin llegó tras severos períodos de hambre, y los gobernantes
sumerios fueron desplazados por invasores de Elam y por grupos semíticos
seminómades de los desiertos occidentales. Es posible que la migración de Taré
y Abraham (Gn. 11.31) tuviera lugar en esta época de cambio en la fortuna de
Ur.
e. Los amorreos
(2000–1595 a.C.)
Los territorios
anteriormente controlados por Ur fueron divididos entre los jefes locales de
Asur, Mari sobre el Éufrates superior, y Esnunna. Isbi-Irra en Isín y Naplanum
en Larsa establecieron gobiernos independientes, dividiendo así la lealtad de
los sumerios, que anteriormente estaban unidos. Luego Kudurmabug de Yamutbal,
al E del río Tigris, puso a su hijo Warad-Sin como gobernador de Larsa. Fue
seguido por Rim-Sin, que se hizo cargo de Isín pero no logró afianzarse debido
al creciente poder de la ciudad de Babilonia, donde una serie de gobernadores
vigorosos de la 1ª dinastía (amorrea) de dicha ciudad (1894–1595 a.C.)
ejercieron el poder. El sexto de la línea, *Hamurabi (1792–1750 a.C., según la
*cronología más aceptada), finalmente derrotó a Rim-Sin y por el resto de la
década de su reinado gobernó desde el golfo Pérsico hasta *Mari, donde derrotó
a Zimrilim, un semita que antes había echado a Yasmah-Adad, hijo de Samsi-Adad
I de Asiria. A pesar de esta victoria, Hamurabi no era tan poderoso como su
tocayo en Alepo, y las cartas de Mari, que ofrecen un panorama notable de la
diplomacia, el comercio, la historia, y la religión de aquellos tiempos,
demuestran que no sometió Asiria, Esnunna, ni otras ciudades en Babilonia (*
ARQUEOLOGÍA). Las relaciones entre la ciudad de Babilonia, Elan, y el O en esta
época hacía posible una coalición tal como la que se describe en Gn. 14. Con el
deterioro de la influencia sumeria el creciente poder de los semitas recibió
realce dado .el lugar otorgado a Marduk (* MERODAC) como el dios nacional, y
esto alentó a Hamurabi para que revisara las leyes de la ciudad de Babilonia
con el fin de dar cabida a ambas tradiciones. El texto que contiene este “código”
de 282 leyes se basa en las reformas anteriores de Urukagina, Ur-Nammu, y
Lipit-Istar.
f. Los casitas
(1595–1174 a.C.)
La ciudad de
Babilonia, como ocurrió a menudo en su historia, había de caer como
consecuencia de un asalto sorpresivo del N. Alrededor del 1595 a.C. el hitita
Mursili I atacó la ciudad y los casitas de las montañas del E paulatinamente se
apoderaron del territorio, gobernando posteriormente desde una capital nueva
(Dur-Kurigalzu) edificada por Kurigalzu I (ca. 1450 a.C.). En los siglos que
siguieron el imperio babilónico se mostró débil, si bien independiente, excepto
por lo que hace a breves períodos cuando estuvo bajo control asirio directo (p.
ej. Tukulti-Ninurta I, 1244–1208 a.C.). Las incursiones arameas eran
frecuentes, y dichas incursiones bien pueden haber dejado libres a los
israelitas para establecerse en el S de la Palestina y más tarde ampliar sus
fronteras bajo Salomón con poca oposición de parte de estos pueblos del
desierto (* ASIRIA). Periódicamente hubo héroes nacionales que pudieron
mantener algún control y el comercio en el orden local, como cuando
Nabucodonosor I (1124–1103 a.C.) derrotó a Elam, pero pronto Tiglat-pileser I
volvió a establecer el dominio asirio.
g. La dominación
asiria (745–626 a.C.)
En la época de Nabu-nasir
(Nabonasar), aproximadamente, cuyo reinado (747–735 a.C.) marcó el comienzo de
una nueva era, comenzó una prolongada lucha de Babilonia para independizarse de
*Asiria. Tiglat-pileser III de Asiria se proclamó “Rey de Sumer y Acad”, tomó
las manos de Bel (= Marduk) y de este modo reclamó el trono en la ciudad de
Babilonia en el 745 a.C., usando su otro nombre Pul(u) (1 Cr. 5.26). Quince
años después tuvo que llevar el ejército asirio para luchar contra el rebelde
Ukin-zer de Bit-Amuk-kani. Lo derrotó en Sapia y deportó muchos prisioneros. Un
jeque rival, Marduk-apla-iddina II, del distrito del S de Bit-Yakín, le pagaba
tributo a Tiglat-pileser en esta época (Iraq 17, 1953, pp. 44–50). Sin embargo,
la preocupación con el sitio de *Samaria por *Salmanasar V y *Sargón II en
726–722 dio a Marduk-apla-iddina (* MERODAC-BALADÁN) su oportunidad para
intrigar. Durante diez años (721–710 a.C.) mantuvo el trono en la ciudad de
Babilonia, hasta que el ejército asirio atacó Der, derrotó a Humbanigas de
Elam, y ocupó la ciudad. El ejército asirio se corrió hacia el S, pero
Merodac-baladán fue mantenido como gobernante local. Dice mucho en favor de la
diplomacia de Sargón el que lo haya retenido como súbdito leal durante el resto
de su reinado.
Al morir Sargón en 705
a.C., empero, Merodac-baladán volvió a intrigar contra sus amos, y es probable
que haya sido él, más bien que Ezequías, el que inició las tratativas para una
alianza contra Asiria (2 R. 20.12–19; Is. 39). La oposición de Isaías estaba
bien fundada, porque los babilonios mismos pusieron a su propio conciudadano
Marduk-zakir-sum en el trono en el 703 a.C. Esto liberó la mano de
Merodac-baladán y se hizo proclamar rey de la ciudad de Babilonia, aun cuando
vivió en la ciudad más acogedora de Borsippa. Senaquerib marchó contra él,
derrotó a los rebeldes y a sus aliados elamitas en batallas libradas en Cuta y
en Kis, y entró en Babilonia, donde puso en el trono al proasirio Bel-ibni.
Bit-Yakín fue saqueada, pero Merodac-baladán ya había huido a Elam, donde murió
antes de que Senaquerib pudiera reunir una fuerza naval punitiva en el 694 a.C.
Por un tiempo
Esar-hadón, hijo de Senaquerib, tuvo responsabilidades especiales como virrey
en la ciudad de Babilonia, y cuando llegó al trono en 681 hizo mucho para
reparar los templos de la ciudad y restablecer sus fortunas. Puede haber sido
en relación con esto que temporariamente deportó allí a Manasés (2 Cr. 33.11).
En razón de que los elamitas siguieron instigando a las tribus babilónicas,
Esar-hadón dirigió una campaña contra los “territorios del mar” en el 678 a.C.
e instaló a Naid-Marduk como jefe. En mayo de 672 Esar-hadón hizo que todos sus
vasallos jurasen apoyar a su hijo Asurbanipal como príncipe heredero de Asiria,
y a su hijo Samas-sum-ukín como príncipe heredero de Babilonia (Iraq 20, 1958).
A su muerte en el 669 este arreglo entró en vigor y dio buen resultado bajo la
influencia de la reina madre. No obstante, para el 652 a.C. el hermano gemelo
en la ciudad de Babilonia se declaró en rebelión abierta contra el gobierno
central, y su muerte siguió al saqueo de la ciudad en el 648. Asurbanipal atacó
Elam también y capturó Susa, de donde fueron llevados prisioneros, juntamente
con rebeldes babilonios, para ser ubicados en Samaria (Esd. 4.2). Kandalanu fue
designado virrey de Babilonia (648–627 a.C.), mientras que *Asurbanipal mantuvo
el control directo del centro religioso de Nipur. Estas preocupaciones en el S
desviaron la atención de Asiria del O, y las ciudades-estados en Palestina
pudieron dar pasos tendientes a obtener la independencia bajo *Josías. El final
del reinado de Asurbanipal es oscuro, pero puede haber ocurrido poco después de
la muerte de Kandalanu. En el interregno que siguió, las tribus locales se
reunieron para apoyar al caldeo Nabopolasar contra el asirio Sin-sar-iskún.
h. El período
neobabilónico (caldeo) (626–539 a.C.)
Nabopolasar,
gobernador de los “territorios del mar” cerca del golfo Pérsico, era caldeo
(kaldu, de donde * CALDEA), ocupó el trono en la ciudad de Babilonia el 22 de
noviembre del 626, y de inmediato hizo la paz con Elam. Al año siguiente
derrotó a los asirios en Sallat, y para el 623 Der se había librado de su yugo.
La Crónica babilónica, la fuente principal y fidedigna para este período,
guarda silencio sobre los años 623–616 a.C., época para la cual Nabopolasar
había echado a los asirios hacia los ríos Éufrates y Tigris. En el 614 los
medos se unieron a los babilonios para atacar Asur, y los mismos aliados, tal
vez con apoyo escita, capturaron Nínive en el verano del 612 a.C., tras lo cual
los babilonios persiguieron a los refugiados hacia el O. Las campañas
babilónicas en Siria fueron seguidas del asalto a Harán en el 609 y de
incursiones contra las tribus serranas septentrionales en 609–606 a.C.
Nabopolasar, ya anciano, confió el ejército babilónico al príncipe heredero
Nabucodonosor, quien luchó contra los egipcios en Kumuhi y Quramati (Éufrates
superior).
En mayo-junio de 605
a.C. Nabucodonosor hizo un ataque sorpresivo a Carquemis, saqueó la ciudad, y
aniquiló al ejército egipcio en Hamat. Por ello los babilonios se dedicaron a
saquear toda la Siria hasta la frontera con Egipto, pero no parecen haber
invadido la zona montañosa de Judá (2 R. 24.7; Jos., Ant. 10.6; cf. Dn. 1.1).
Joacim, vasallo de Necao II, se sometió a Nabucodonosor, quien se llevó
rehenes, incluido Daniel, a Babilonia. Mientras estaba en Palestina,
Nabucodonosor tuvo conocimiento de la muerte de su padre (15 de agosto de 605
a.C.) y de inmediato cruzó el desierto para “tomar las manos de Bel”, y de este
modo reclamar el trono, el 6 de setiembre de 605 a.C.
En el 604 a.C.
Nabucodonosor recibió el tributo de “todos los reyes del territorio hatti
(siropalestino)”, entre los que debe haber estado Joacim. Ascalón, empero, se
negó y fue saqueada, hecho que tuvo profunda repercusión sobre Judá (Jer.
47.5–7). Una carta aramea pidiendo auxilio al faraón para defenderse del
ejército babilónico que avanzaba puede referirse a dicha época (cf. DOTT, pp.
251–255). En el 601 los babilonios lucharon contra los egipcios, y ambas partes
sufrieron grandes pérdidas; los babilonios no volvieron a salir durante el año
siguiente, con el fin de reacondicionar su ejército. Probablemente fue como
resultado de esto que Joacim, desoyendo a Jeremías (Jer. 27.9–11), transfirió
su lealtad a Necao II después de haber estado sometido a Babilonia durante tres
años (2 R. 24.1).
Como preparación para
realizar futuras campañas el ejército babilónico atacó a las tribus árabes en
599/8 (Jer. 49.28–33). En el mes de Quisleu de su séptimo año (dic. de 598) Nabucodonosor
sacó su ejército una vez más y, según la Crónica babilónica, “sitió la ciudad
de Juda, capturándola en el segundo día de Adar. Capturó a su rey, designó un
gobernante elegido por él y, habiendo tomado muchos despojos de la ciudad, lo
mandó todo a Babilonia” (MB 21946). La caída de Jerusalén el 16 de marzo de
597, la captura de Joaquín, la designación de Matanías-Sedequías, y el comienzo
del exilio judío están, por lo tanto, registrados como en el AT (2 R. 24.10–17;
2 Cr. 36.8–10).
Al año siguiente
Nabucodonosor parece haber marchado contra Elam (cf. Jer. 49.34–38). La Crónica
babilónica está trunca a partir del 595 a.C., pero Jeremías (52.3ss; 2 R. 25.7)
registra otras operaciones babilónicas contra Judá cuando se rebeló Sedequías.
Jerusalén fue destruida en 587 a.C. y otra deportación tuvo lugar en 581 (2 R.
25.8–21), con lo cual Judá quedó como provincia dependiente bajo Gedalías (w.
22–26). Hay un texto babilónico que ofrece un vistazo de una invasión a Egipto
en 568–7 a.C. (Jer. 46). El exiliado Joaquín, a quien se menciona en tablillas
para raciones encontradas en Babilonia (fechadas 595–570 a.C.), fue tratado
favorablemente por el sucedor de Nabucodonosor, Amel-Marduk (* EVIL-MERODAC,
562–560 a.C.; 2 R. 25.27). Este rey fue asesinado por el yerno de
Nabucodonosor, Neriglisar (* NERGAL-SAREZER, 560–556 a.C.), que hizo campañas
en Cilicia con el objeto de detener el naciente poderío de Lidia. Su hijo,
Labasi-Marduk, reino sólo 9 meses hasta que Nabonido tomó el trono e
inmediatamente marchó a Cilicia, donde, según Herodoto, medió entre Lidia y
Media. Está última luego amenazó la Babilonia imperial, de la que Nabonido fue
expulsado debido a que el pueblo no quiso aceptar sus reformas. Hizo campañas
en Siria y el N de Arabia, donde vivió en Tema por diez años mientras su hijo
*Belsasar actuaba como corregente en la ciudad de Babilonia. Alrededor del 544,
cuando su pueblo y los reyes de Arabia, Egipto, y los medos adoptaron una
actitud favorable, Nabonido regresó a su capital (AS 8, 1958), pero para esa
época el país estaba debilitado y dividido.
i. Los Aqueménidas
(539–332 a.C.)
Ciro, que se había
apoderado de Media, Persia, y Lidia, entró en la ciudad de Babilonia el 16 de
octubre de 539 a.C., después que la hubo capturado su general Gobrias. El curso
del río Eufrates había sido desviado en Opis para permitir que los invasores
penetraran las defensas a lo largo del río seco. Belsasar fue muerto (Dn. 5.30)
y Nabonido fue exiliado a Carmania. El criterio de considerar a *Darío el medo
como Ciro (según Dn. 6.28) o como Gubaru no deja de ser una posibilidad.
El reinado de Ciro en
la ciudad de Babilonia (539–530 a.C.) fue justo y favorable para con los
judíos, cuyo retorno del exilio alentó (Esd. 1.1–11; cf. Is. 44.24–28; 45.13;
Mi. 5). Por un lapso breve su hijo Cambises actuó como corregente hasta que
murió su padre peleando en las montañas del NE. Invadió Egipto, pero su muerte
(522 a.C.) provocó una insurreccion, y los que pretendían el trono se
apoderaron del mismo (AJSL 58, 1941, pp. 341ss), hasta que en dic. de 522 Darío
I restableció la ley y el orden. Durante su reinado (522–486 a.C.) permitió a
los judíos que reedificasen el templo en Jerusalén bajo Zorobabel (Esd. 4.5;
Hag. 1.1; Zac. 1.1).
En adelante la tierra
de Babilonia fue gobernada por reyes de *Persia; Jerjes (* ASUERO, 486–470
a.C.), Artajerjes I (464–423 a.C.) y Darío II (423–408 a.C.), quien podría ser
el “Darío el persa” nombrado así en Neh. 12.22, para distinguirlo de “Darío el
medo”.
Después de la captura
de Babilonia, la que planeaba reedificar, Alejandro III (Magno) gobernó la
ciudad (331–323 a.C.) y fue seguido por una línea helenística; Felipe Arrideo
(323–316 a.C.) y Alejandro IV (316–312 a.C.). El país pasó luego a manos de los
Seléucidas (312–64 a.C.) y luego a los partos (arsácidas) y sasanios hasta su
conquista por los árabes en el 641 d.C.
Desde el período
neobabilónico en adelante hubo una cantidad de asentamientos judíos en
Babilonia, que mantenían vínculos con Judea (Hch. 2.9), y después de la caída
de Jerusalén en el año 70 d.C. tuvieron influencia en relación con la diáspora.
II. Religión
A partir del 3º
milenio a.C. se compilaron listas de nombres de deidades con sus títulos,
epítetos, y templos. Si bien en la versión final de la biblioteca de Ninive en
el ss. VII a.C. ellas alcanzaban una cifra superior a los 2.500, muchas pueden
relacionarse con deidades sumerias anteriores, asimiladas por los semitas
después de la época de la 1 dinastia babilónica (ca. 1800 a.C.), de modo que el
número real de deidades adoradas en cualquier período determinado era
considerablemente inferior.
a. El panteón
Los dioses principales
eran Anu (sumerio An) el dios celestial, con su templo pripcipal E.anna en Uruk
(EREC). Se trataba de Él semítico, y su mujer Innana, o Innín, fue
posteriormente confundida con Istar. Tendencias sincretistas similares pueden
descubrirse con Enlil, el dios del aire, cuyos atributos fueron posteriormente
asumidos por Bel (Baal) o Marduk (MERODAC). Su esposa, llamada Ninlil o
Ninhursag, fue posteriormente equiparada también con Istar. La tercera deidad
de la tríada suprema era Ea (sumerio Enki), ‘señor de las aguas profundas’,
dios de la sabiduría y, por ello, particularmente favorable para con la
humanidad, por la que intercedía y a la que reveló los medios para conocer el
pensamiento de los dioses valiéndose de la adivinación. Su templo É.abzu estaba
en Eridu, y su mujer llevaba los nombres de Dam-gal, Nin-mah, o Damkina, la
gran esposa de la tierra y el cielo.
Entre las otras
deidades principales se encontraba la Istar semítica, al principio quizá una
deidad masculina (cf. ár. ˓Athtar). Pero luego, al asumir los
poderes de Innana por el mismo procedimiento del sincretismo, Istar se convirtió supremamente en la diosa del amor y en la heroína de la guerra. Se consideraba que era hija de Sin. Sin,
el dios luna babilónico (sum. su˒en) era adorado junto a su mujer
Ningal en templos de Ur y Haran. Se afirmaba que era hijo de Anu o de Enlil.
Samas, cuya mujer Aya también fue considerada más tarde como una forma de Istar, era el sol en su fuerza
(sum. utu), el hijo de Sin, el dios del poder, la justicia, y la guerra. Sus
templos principales (É.babbar, ‘la casa del sol’) se encontraban en Sippar y
Larsa, si bien, como en el caso de todas las deidades principales, su culto se
perpetuó en santuarios en otras ciudades también.
Adad, de origen semita
occidental, era el dios de las tormentas, el Addu o *Hadad cananeo-arameo.
Nergal y su mujer Ereskigal gobernaban el mundo inferior, y por lo tanto era el
señor de las plagas (Irra), las fiebres, y las dolencias. Con el surgimiento de
los amorreos el culto de Marduk (sum. amar.utu, ‘el toro joven del sol’ [?]),
el hijo mayor de Enki, adquirió preponderancia en la ciudad de Babilonia. El
poema épico de la creación (enuma eliš) es una pieza relativa a la creación del
universo y del orden restaurado por Marduk, cuyos 50 títulos se mencionan.
Nabu (* NEBO), dios de
la ciencia y de la escritura, tenía su templo (É.zida) en muchas ciudades,
incluyendo *Nínive, *Cala, y Borsippa. Muchas deidades eran de importancia en
ciertas localidades. Así Asur (an.šar) se convirtió en el dios nacional de
Asiria. Amurru (mar.tu, ‘el oeste’), que se equipara con Anu, Sin, y Adad, era
una deidad semítica occidental como lo era Dagón (TAMUZ). Dummuzi era un dios
de la vegetación cuya muerte, pero no su resurrección, forma el tema de un mito
de Istar. Ninurta era el dios babilónico y asirio de la guerra y la caza (que
tal vez se refleje en el * NIMROD bíblico).
El mundo superior
estaba poblado por dioses Igigu, y el inferior por Annunaku. Todo el reino
espiritual y material estaba regulado por leyes (me) divinas, de las que se
conocen más de cien, que van desde “deidad” hasta “victoria” y “un instrumento
musical”, e. d. rasgos y complejos culturales. Los dioses eran inmortales pero
tenían poder limitado. Los mitos, en los que figuran pocas deidades
principales, ilustran su carácter antropomórfico y la concepción de que todo
objeto (p. ej. una piedra) está imbuido de “vida”. Los espíritus y los demonios
abundan. Los sumerios procuraron resolver por diversos modos teológicos los
problemas inherentes en su sistema politeísta. Así los mitos se relacionan
principalmente con cuestiones tales como el origen del universo, la fundación y
el gobierno del mundo, y la creación del hombre y la búsqueda de la
inmortalidad, como en el poema épico del diluvio, y la relación del hombre con
el mundo espiritual.
b. El sacerdocio
Había muchas clases de
servidores de los templos, con el rey o gobernante como pontífice supremo en
ciertas fiestas solemnes. En épocas sumerias primitivas toda la economía estaba
centrada en el templo, donde el oficial principal (ênû) era “el señor del
feudo”.
En el culto a Sin, la
sumo sacerdotisa (entu) era generalmente una princesa real. Los sumos
sacerdotes (mau) tenían muchos sacerdotes (šangu), varones de cuerpo sano y con
frecuencia casados, como ayudantes. El encargado de la liturgia (urigallu) era
asistido por una hueste de oficiales menores que tenían acceso al templo (ēreb
bı̄ti).
En el ceremonial los cantores, los salmistas, los endechadores, y los músicos
ocupaban un lugar importante.
En el acercamiento del
hombre al dios, muchos especialistas podían representar un papel. El exorcista
(ašipu) podía sacar el espíritu malo o el hechizo con encantamientos o rituales
detallados en los textos (šurpu; maqlu) que comprendían sustituciones
simbólicas (kuppuru), la purificación por sacerdotes-mašmašuo por medio de los
que purificaban con agua (ramku). Hay muchos documentos que describen la acción
a emprender contra los espíritus malos (utukki limnūti), contra los demonios
del destino (namtaru), los demonios que acosaban a las mujeres (lamaštu), o los
tabúes. La extensa literatura médica del período primitivo estaba íntimamente
ligada a la religión, como lo estaba la astronomía o la astrología de la
dinastía “caldea” posterior. Esta última estaba basada en una equiparación de
las deidades con planetas o estrellas (p. ej. Nabu = Mercurio), o con partes de
los cielos (“La vía de Anu” = estrellas fijas). Otros se ocupaban de determinar
la voluntad de los dioses por medio de augurios con hígados (el sacerdote-barû
o “vidente), o interrogando mediante oráculos (ša˒ilu), u ofreciendo oraciones. Muchas
mujeres, incluyendo prostitutas de los santuarios, estaban vinculadas a los
templos (H. A. Hoffner, Orient and Occident, 1973, pp. 213–222) y en Ur se han
encontrado santuarios locales donde oraban los viajeros (Iraq 22, 1960).
El servicio normal
(dullu) incluía el acto de dar a los dioses algo para comer y beber. Se vestían
y ornamentaban las estatuas, y se colocaban cerca figuras votivas de los
fieles. Los sacrificios que se colocaban en los altares se asignaban
posteriormente, en total o en parte, a los sacerdotes. A los dioses se les
asignaban sus propias sillas, carros, y barcos para uso en las procesiones.
c. Fiestas
La mayoría de las
ciudades y templos tenía sus propias fiestas y días sagrados. En las de
Babilonia, Erec y Ur, como en Asur, Nínive, y Cala la fiesta del año nuevo
(akitu) era la más destacada, y se celebraba en la primavera, pero no
exclusivamente, y con diversas prácticas en diferentes centros y períodos.
En la ciudad de
Babilonia las ceremonias duraban dos semanas, con numerosos ritos que incluían
una procesión de dioses al templo de Marduk, la humillación y restauración del
rey que luego “tomaba la mano de Bel” para conducirlo en procesión a la
casa-akitu fuera de la ciudad, donde se llevaba a cabo una representación de la
asamblea de los dioses, el debate y la lucha de la creación (en combate ritual
[?]) y la fijación de los destinos para el año a iniciarse. A esto seguían a
veces un “casamiento sacro” (el rey y la sacerdotisa representando al dios) y
días de regocijo general. En esta época, como también en otros momentos del
año, se recitaba el poema épico de la creación.
d. Literatura
La literatura babilónica
ya está muy perfeccionada en las tablillas de Abu Salabikh (ca. 2800–2500
a.C.), con pruebas evidentes de que los escribas semitas copiaban textos
sumerios primitivos y empleaban técnicas literarias (colofones, etc.) enseñadas
habitualmente en escuelas. En el curso de su larga historia (hasta el 100 d.C.)
esta literatura tuvo mucha influencia en todo el antiguo Cercano Oriente, y se
han encontrado copias en Anatolia (* HITITAS), Siria (* EBLA, * UGARIT),
Palestina (Meguido, Hazor, etc.), Egipto (* AMARNA), y posteriormente incluso
en Grecia. Se llevaron originales o copias,, o se hicieron especialmente, para
las bibliotecas reales de *Asiria en Asur, Nínive, y Cala.
Abarcan unos 50 poemas
épicos acerca de héroes y mitos antiguos en acádico (algunos traducidos del
sumerio, y relativos a la creación, el diluvio y el establecimiento de la
civilización). La “literatura sapiencial” incluye composiciones acerca del
“hombre y su dios”, el “Job” babilónico (ludlul bēl nēmeqi), teodiceas,
discusiones, diálogos, instrucciones prácticas, proverbios, parábolas, fábulas
y cuentos populares, ensayos breves, y cantos de amor. Se las encuentra también
como parte del programa escolar, además de la serie de manuales necesarios para
un escriba capacitado (listas de signos, silabarios, paradigmas gramaticales,
libros de frases, diccionarios, y numerosas listas, p. ej. de nombres de
personas y lugares).
La literatura
“religiosa” incluye salmos, himnos, y oraciones (a los dioses y a algunos
reyes), rituales, encantamientos, como también catálogos de dicha literatura,
buena parte de la cual sigue perdida. La literatura “científica” cubre la
medicina (prognosis, diagnosis, recetas, vade mecum, cirugía, y veterinaria),
la química (principalmente la preparación de perfumes y la fabricación de
vidrio), la geología (listas de piedras con color y dureza), la alquimia, la
botánica (listas de plantas y drogas), y la zoología (listas de fauna). La
matemática (incluyendo la geometría y el álgebra) está representada por
problemas y textos prácticos y se relacionaba íntimamente también con la
astronomía a través de sus tablas, textos de procedimientos, efemérides, metas
anuales, almanaques y diarios. Los textos incluyen predicciones para meses
intercalados a fin de mantener el *calendario.
En el imperio
babilónico la crónica histórica estaba altamente perfeccionada; extractos
tomados de ella se incluyeron en toda una serie de textos literarios (poemas
épicos, “profecías dinásticas”, y diarios astronómicos). Las colecciones de
leyes (pero no códigos legales) a partir del 2º milenio a.C. (p. ej. Esnunna,
Hamurabi) son muy conocidas y pueden compararse con la práctica en más de un
cuarto de millón de textos (legales, económicos y administrativos), además de
cartas, entre ca. 3000 y 300 a.C. A partir del ss. IV a.C. las novedades
incluyen los horóscopos, el zodíaco, y textos escritos en letras griegas sobre
tablillas de arcilla, entre otros materiales de *escritura.
III. Exploración y
excavación
Muchos viajeros, desde
la época de Herodoto en el ss. V a.C., han descrito sus viajes por la tierra de
Babilonia. Desde el ss. XIX d.C. el interés en la ubicación de la ciudad de
Babilonia y la “torre de Babel” aumentó como consecuencia de los objetos y
dibujos llevados a Europa por viajeros tales como C. J. Rich (1811–25), Ker
Porter (1818) y Costin y Flandin (1841). Poco después comenzaron las
excavaciones en las ciudades de Babilonia, Erec, y Borsippa (Layard, Loftus), y
los buenos resultados dieron lugar a otras expediciones científicas, particularmente
en Erec (Warka), *Kis, *Babilonia (Ciudad de), *Ur, Lagás y Nippur, a partir de
1850. Más recientemente las excavaciones, que continúan, han aumentado el
caudal de conocimientos sobre todos los períodos, p. ej. el período dinástico
primitivo: Erec (Warka), Abu Salabikh, Girsu (Telloh), Lagás (Tell Hiba) ; Ur
III (Adab, Drehem y Ur) ; babilónico antiguo (Tell Harmal, Der, Sippar (Abu
Habbah), Larsa, Esnunna, Umma); casita (Dur-Kurigalzu); neobabilónico (Erec,
Nippur, Cuta, Sippar) y períodos posteriores (Dilbat, Seleucia). Informes y
textos se publican en forma regular en las revistas Archiv für Orientforschung,
Orientalia, Iraq, Sumer, Journal of Cuneiform Studies.
Las fiestas reales
incluían la coronación del rey (existen textos de Ur-Nammu, Nabopolasar, etc.),
la celebración de las victorias y la inaguración de alguna ciudad o templo. Las
fiestas personales incluían la celebración del nacimiento, del casamiento y la
instalación de niñas en la función de sacerdotisas.
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